No se sabe cómo llegan, ni de dónde vienen… Parece que las traen… Sólo aparecen en el área con el barrigón, con dolores, a un tris de alumbrar. Y hay que atenderlas…
Hablamos de las haitianas que paren en el hospital regional José María Cabral y Báez. Pero las investigaciones sugieren que son transportadas y dejadas en las inmediaciones para evadir responsabilidades. Borrar las evidencias es clave cuando se sabe que las parturientas son traídas por una red de traficantes de indocumentados.
La gran pregunta es cómo violan los controles migratorios y los puestos de control fronterizos. Pero, ya frente al hospital, a veces en situación de emergencia, no quedan alternativas: hay que atenderlas, y rápido, por las precarias condiciones o por lo avanzado, en muchos casos, del proceso de parto.
El hospital Cabral y Báez no tiene cómo documentar si las parturientas son traídas desde Haití o si proceden de los barrios cada vez más poblados por inmigrantes ilegales del vecino país. Sin embargo, todo indica que existen mafias que cobran para cruzarlas por la frontera con el propósito exclusivo de dar a luz en este centro de salud. Esas son las parturientas, pero también llegan accidentados y con otros problemas diversos de salud. Todos son atendidos.
Lo que cuentan en Dajabón
De acuerdo a versiones que se recogen en Dajabón, autoridades de la vecina nación también hacen solicitudes a Migración para que algunos de sus nacionales vengan a Santiago en procura de recibir atenciones médicas.
Estos procedimientos no sólo favorecen a las embarazadas, incluyen casos especiales, como accidentes o heridos en riñas.
Las parturientas también llegan desde otras ciudades de la Línea Noroeste, mayormente de Esperanza, Mao, Dajabón y Montecristi, o de barrios de esta ciudad. Todas carecen de documentos y puede que ofrezcan cualquier nombre, lo que dificulta a las autoridades hospitalarias llevar controles.
No se sabe si regresan
Tampoco se tiene constancia de si al recibir el alta regresan a su país o se van a casa de algún pariente con el que ya han hecho contacto. Hay fuentes que aseguran que estas mujeres jamás regresan hacia Haití y que se quedan para regular su estatus, con el aval que le da haber dado a luz en suelo dominicano.
Como muestra de lo que ocurre en el hospital regional José María Cabral y Báez, su director Rolando Báez precisó que hace aproximadamente un mes, de 30 partos que se hicieron en un día, 14 fueron a haitianas y uno a una rumana.
“Ese día, el 50% de los partos atendidos correspondió a extranjeras”.
Hay días que parece una maternidad de Haití
Báez, además señaló que, en otra ocasión, en la sala de pos-parto, todas las que estaban eran haitianas.
“Esa no es la tónica diaria, pero hay días en que este parece un hospital o una maternidad situada en Haití”. La advertencia la hace al revelar el gasto excesivo en que incurre el centro de salud para atender a la gran cantidad de parturientas extranjeras que llegan solo a dar a luz en fase final de un embarazo.
A veces, vienen en condiciones precarias, desnutridas, anémicas y con enfermedades colaterales. “Necesitamos camas, porque en estos momentos estamos en una situación crítica por la remodelación del hospital, con un déficit de alrededor de 100 camas.
Es difícil manejar lo nuestro y se nos hace todavía más complejo garantizar el servicio a la parturientas que nos llegan cada día desde el vecino Haití”, indicó Báez.
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