En cada barrio, en cada pueblo, en los campos, desde Cabo Engaño hasta la frontera, desde Barahona hasta Samaná, a lo largo y lo ancho de la sociedad, en todos sus escalones, muchísima gente pregunta simplemente: ¿Por qué Hipólito no se decide definitivamente a apoyar a Luis Abinader y se constituye en lo que el país tanto necesita: un buen líder de masas? ¿Por qué Leonel no deja de joder, pues ya es suficiente, y deja que fluya el libre juego de las corrientes internas, para él convertirse en un verdadero propiciador de la democracia? (Porque es que, de tanto fuego a la lata, harán que reviente el fondo).
martes, 25 de noviembre de 2014
Dos preguntas
Por Ramón Colombo
En cada barrio, en cada pueblo, en los campos, desde Cabo Engaño hasta la frontera, desde Barahona hasta Samaná, a lo largo y lo ancho de la sociedad, en todos sus escalones, muchísima gente pregunta simplemente: ¿Por qué Hipólito no se decide definitivamente a apoyar a Luis Abinader y se constituye en lo que el país tanto necesita: un buen líder de masas? ¿Por qué Leonel no deja de joder, pues ya es suficiente, y deja que fluya el libre juego de las corrientes internas, para él convertirse en un verdadero propiciador de la democracia? (Porque es que, de tanto fuego a la lata, harán que reviente el fondo).
En cada barrio, en cada pueblo, en los campos, desde Cabo Engaño hasta la frontera, desde Barahona hasta Samaná, a lo largo y lo ancho de la sociedad, en todos sus escalones, muchísima gente pregunta simplemente: ¿Por qué Hipólito no se decide definitivamente a apoyar a Luis Abinader y se constituye en lo que el país tanto necesita: un buen líder de masas? ¿Por qué Leonel no deja de joder, pues ya es suficiente, y deja que fluya el libre juego de las corrientes internas, para él convertirse en un verdadero propiciador de la democracia? (Porque es que, de tanto fuego a la lata, harán que reviente el fondo).