lunes, 22 de diciembre de 2014

Stanley Javier, un caballero de honor dentro y fuera del play

Un Momentito con Miguel Autor
  Miguel De Jesús 
Locutor y Abogado Dominicano

 No voy a escribir del estelar jugador de grandes ligas que llenó páginas de gloria en la historia de los Yanquis de Nueva York, Atléticos de Oakland, Dodgers de Los Ángeles, Filis de Filadelfia, Anheim, Gigantes de San Francisco, Astros de Houston y Marineros de Seattle.

 Quiero comentar del hijo del veterano pelotero Julián Javier, al que puso por nombre Stan, en honor a su compañero de equipo en los Cardenales de San Luis Stan Musial. Su habilidad para jugar los 3 jardines es bien conocida, por lo que trataré aquí la parte fuera de juego.

 Sus pies caben en un mosaico, pero su Corazón no cabe en los 48,442 kilómetros cuadrados de nuestra República Dominicana .La ciudad de San Francisco de Macorís fue el punto exacto desde donde salió este gigante que con alas de Águilas voló por cielos internacionales.

 El es una bendición para todos los que tenemos el privilegio de tratarlo, nos da lo más valioso de su tiempo pues solo entrega calidad en cada conversación, es respetuoso, prudente y cuidadoso de cada detalle y así procura no herir con palabras.

 En su humildad muestra el amor por el prójimo al poner brillo a cada Estrella para entregárnosla con su trato exquisito, la vida recibe la armonía que él pone cada segundo de su existencia para provecho de los que estamos en su círculo de amistad.


 No habla, susurra, digo esto porque nunca levanta la voz, se dirige a los demás con mucha delicadeza y tacto, evitando agredir o lastimar pues no tiene distinción de clase social o económica, para él todos merecemos igual trato.

 Su Alma es un templo sagrado que bendice a quienes hacemos comunión con su día a día, siendo fuente de inspiración para que todos sintamos el deseo de seguir la carrera por la vida sin que nada nos pueda detener.

 Su oficina actual desde donde despacha como Gerente General de las Águilas Cibaeñas está perfumada por la flor de la honestidad y decorada por la sensibilidad de un hombre que no hace ruido, que no busca protagonismo y que sabe dar y recibir amor.

 Dios me ha puesto en un gran escenario para compartirlo con el ex pelotero de grandes ligas admirado por mí, para celebrar su vida junto a la mía, para aprender y agradecer la distinción que me hace, pero sobre todo para gritar al mundo que soy amigo de Stanley Javier, un caballero de honor dentro y fuera del play.