martes, 3 de marzo de 2015

El estrés, un problema serio para la salud


El estrés se define como un sentimiento de tensión que bien puede ser físico o emocional. Su origen puede provenir de situaciones que no somos capaces de manejar o sentimientos que provocan en nosotros nerviosismo o ansiedad. 

Existe lo que llaman los expertos el estrés saludable, que es aquel que, en bajas dosis, nos ayuda a desarrollar proyectos y tomar decisiones. 

El estrés en alta dosis puede manifestarse con dolores físicos que afectan la cabeza, vías digestivas, sistema muscular, trastornos del sueño…en fin, nos enferman. 

Muchas personas padecen estrés cuando se ven enfrentando cambios o adaptaciones en su diario vivir, bien sea en el plano profesional o en el personal: despido de un trabajo, ascenso laboral, un divorcio, un duelo, cambio de casa, de colegio, de pareja… 

El tema es amplio y en cada persona puede repercutir de manera distinta 

 ¿Cuáles son las enfermedades más comunes que derivan del estrés? 

Prácticamente todas las del campo de la salud mental: los trastornos del estado de ánimo (depresión, bipolaridad, ansiedad generalizada, pánico, fobias, etc.); las psicosis (delirios, alucinaciones…); el insomnio o las adicciones son algunos ejemplos. Además de dificultar la recuperación de otras enfermedades de causa orgánica, como pueden ser las enfermedades cardiovasculares o el cáncer, por ejemplo. 

¿Influye la personalidad en el manejo del estrés?

 Sí, esa es la razón por la que no todas las personas reaccionan igual ante las mismas situaciones o los mismos problemas. Hay muchos factores personales que van a determinar la capacidad de cada individuo para manejar el estrés. Depende, por ejemplo, de la disposición personal para afrontar los problemas, las vivencias anteriores, las actitudes, las destrezas y estrategias de superación, la resistencia y, por supuesto, el estilo de personalidad. 

¿Puede ser la depresión una consecuencia del estrés?

 Al igual que en otros muchos trastornos, en la depresión el estrés casi siempre es la causa de la enfermedad y no la consecuencia. Si bien es cierto, que si la persona que está deprimida no recibe ayuda para aprender a manejar el estrés tendrá más dificultades para recuperarse y más probabilidades de sufrir una recaída. 

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