Ir al supermercado para los pobres se ha convertido en una especie de aventura cinematográfica de suspenso, donde los precios te ponen los pelos de puntas, ya que a diario sufren “Mutaciones” o como lo conocemos normalmente “incrementos”…y si un artículo sube, todos son contagiados como zombis. También se siente un cierto ambiente de ciencia ficción ya que los artículos suben y suben y se quedan flotando en el espacio sin que nadie pueda alcanzarlos, a lo lejos vez unos jóvenes con pistola en manos cambiando precios y solo escuchas el “clac, clac!!” con infinitos cartuchos de precios nuevos que nunca acaban.
Al final de nuestra aventura caemos como niños en una trampa mortal donde pagamos con dinero y nos devuelven con caramelos, logrando esto un final no muy feliz.