El béisbol es un deporte mistorioso y nunca se sabe lo que sucederá con un bateador o quién ganará un juego. En otros deportes no es así, es fácil de preveer un futuro inmediato, pero en la pelota no. Así sucede con los contratos que se otorgan a sus protagonistas, en los cuales siempre se corre un enorme riesgo. Algunos jugadores de ofensiva se podrían lesionar, pero en el caso de los pitchers la frecuencia de lesiones es increíble. Baja increíblemente el rendimiento y el dinero que se ganan no rinde frutos.
Ahora que Justin Verlander, la estrella de Detroit Tigers tiene fatiga en su brazo o el hombro, es bueno recordar que este pitcher también fue beneficiado de esa práctica de los gerentes: toman pitchers de la agencia libre y le otorgan contratos de largo plazo por todos los millones del mundo. A Verlander lo firmaron por 10 años y US$219 millones (período 2010-19), lo que significa que ha agotado solo 5 temporadas. Ahora, en su 6to. año, no se sabe lo que sucederá con él en lo adelante pues ha perdido unas 6 millas en su antigua recta, que corría por las 96-97 millas. En los dos últimos años el tiene récords de 13-12 y 15-12.
Cliff Lee, de los Filis, fue favorecido con un pacto de 5 años y US$107 millones (2011-15). En ese período, su marca fue de 39-29, muy pobre, y no podrá lanzar en 2015.. Malísima inversión.
C.C. Sabathia, de los Yanquis, firmó por 8 años y US$182 millones, una cantidad enorme (2009- 2016). En principio los Yanquis obtuvieron sus beneficios pues tuvo excelentes campañas, pero en 2013 tuvo 14-13, en 2014 3-4 con solo 8 aperturas, y ahora tiene 0-2 con 5.68 de efectividad. El hombre ahora lanza blandito y ni siquiera es gordo.
Y el gran fiasco, o la “gran estafa”, la representa Barry Zito, que está a las puertas del retiro. Los Gigantes de San Francisco le dieron un pacto de 7 años y US$117.0 millones (2007-13), pero todo fue un desastre. Su mayor cantidad de victorias fue en 2012 con 15-8, y en general tuvo 63 victorias, 80 derrotas. ¿Podría ocurrir algo peor de ahí? La experiencia enseña que a los lanzadores hay que firmarlos a corto plazo, no máximo de 5 años, pero los gerentes de liga mayor, que son empleados con gran poder de decisión, parece que no aprenden.