martes, 26 de enero de 2016
Alquileres ahogan a pequeños negocios del Alto Manhattan
Margot Santana no se le adivinan los 85 años que tiene por más que ella describe una vida de intenso trabajo que podría haber envejecido prematuramente a cualquiera. Pese a los esfuerzos de toda una vida, y a los reveses, Margot, que es como todo el mundo conoce a esta dominicana residente en Washington Heights, parece estar llena de energía. No obstante, sus amigos dicen que está triste.
Desde hace unas semanas se encuentra recluida en su casa de la que se mueve poco. Fue allí donde recibió a El Diario porque ya no trabaja en el restaurante que llevaba su nombre en el 3822 de Broadway. Una institución en el vecindario.
El 3 de enero tuvo que cerrar porque fue el plazo que le dio el casero a este célebre establecimiento de comida dominicana. El cierre estaba más que anticipado porque en agosto recibieron la primera carta conminándoles a salir en 30 días. Al final el proceso se dilató porque se trató de negociar con el propietario del local y se evitó ir a la corte, pero el fin fue inevitable.
El restaurante Margot cerró el pasado 3 de enero
.El restaurante Margot cerró el pasado 3 de enero. Margot cuenta que de los 26 años que tuvo su negocio, en solo 10 de ellos tuvo un contrato de arrendamiento con una dueña anterior. Para poner su pequeño restaurante compró en 1988 el negocio a un señor que quería traspasar el suyo por $20,000, y luego hizo renovaciones. “Entre otras cosas la chimenea que ya me costó $12,000. A eso hay que añadirle que estuve más de 10 meses sin abrir pagando la renta porque no recibía todos los permisos para hacerlo”, recuerda.
En la última década y media Margot no ha tenido contrato. Iba mes a mes pagando al casero que ahora es una empresa inversora.
Y su situación no es inusual. “Muchos de los negocios de esta zona están en la misma situación. Pocos tienen contratos de arrendamiento porque los caseros no los quieren hacer para poder disponer de los locales mejor”, explica la también dominicana Ingrid Amparo, organizadora comunitaria del vecindario. Amparo perdió su floristería en similares circunstancias hace años.
eldiariony.com