miércoles, 10 de febrero de 2016

“¡Ay, nos atacan!”

Uno de los complejos de nuestra idiosincrasia, creado por la multicentenaria condición de isla condenada al olvido; de la afasia histórica que vivimos desde la llegada misma de los atracadores de hace cinco siglos, es que cuando un burócrata mayor mete hondo la pata, y desde el exterior reaccionan criticándolo o llamando la atención sobre los principios que ha violado, inmediatamente se oye un grito, ridículo y lloroso: “¡Ay, están atacando a la República Dominicana!”. Y no: nadie ataca “a la República Dominicana”, sino a unos torpes burócratas (¡pendejos!) que no tienen ni puta idea de que somos parte de una aldea global.