jueves, 11 de febrero de 2016

Migración dolorosa

Triste momento es (ocurre a diario en cualquier parte) cuando el muchacho recién salido del horno universitario con notas sobresalientes, adulto ya, decide largarse del país “a donde sea”. Y sus padres, preocupados, resistentes a aceptar la decisión, insisten e insisten en el por qué te vas, por qué te vas, por qué te vas. Y la respuesta es una y otra vez la misma, con lógica implacable, con una convicción inamovible y sin réplica posible: “¿A qué me quedó?... ¡Este país no le ofrece nada a uno!… Aquí no hay futuro”. (¿Dónde ubicar este fenómeno en la larga lista de nuestros fracasos nacionales?).