Hichilema y los otros siete candidatos -entre los que se ha repartido el porcentaje restante de sufragios- rechazaron el resultado, que proclama vencedor al presidente por un estrecho margen de apenas 100.000 votos.
El líder opositor aseguró que impugnará judicialmente el recuento al entender que la Comisión Electoral, en connivencia con el gobernante Frente Patriótico, ha falseado el número de votos obtenidos en la capital, donde supuestamente contaba con un amplio apoyo.
Según su denuncia, los observadores electorales de su formación, el Partido Unido para el Desarrollo Nacional (UPND), fueron expulsados de los centros de votación durante la jornada electoral del pasado jueves, por lo que no tuvieron oportunidad de confirmar la autenticidad de las papeletas declaradas.
La Comisión rechazó estas acusaciones y recordó que los observadores internacionales declararon las elecciones como “libres y justas”.
Lungu, que en los comicios anteriores venció a Hichilema por menos de 30.000 votos entre acusaciones de amaño, debería tomar posesión en un plazo de siete días, aunque el posible recurso judicial podría retrasar el proceso.
Miles de personas celebran ya la reelección de su presidente en las calles de Lusaka, donde el pasado julio la Policía mató a un manifestante durante una protesta contra el Gobierno.
El exministro de Defensa accedió al poder por primera vez en enero de 2015, en unos comicios excepcionales convocados para reemplazar a Michael Sata, fallecido por enfermedad en octubre de 2014.
Durante su corto mandato, Lungu ha centrado sus esfuerzos en desarrollar proyectos de infraestructuras por todo el país, en especial carreteras, hospitales, centro de salud, escuelas primarias y secundarias y universidades.
Ahora, su principal reto es la reducción del déficit y la presión fiscal con un 60% de la población que sigue viviendo por debajo del umbral de pobreza.
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