lunes, 26 de septiembre de 2016

MUJERES DE GRANDES LIGAS Porque jugar

Carolina Cruz de Martínez
carolinacruzdemartinez@yahoo.com

JUGAR: Todos nosotros hemos jugado en algún momento. La mayoría iniciamos jugando por recreación y diversión, y dependiendo de la habilidad nos quedamos a jugar amateur, semiprofesional o profesional. 

 Mientras jugamos por recreación nuestro único propósito consiste en activar nuestros cuerpos, entretener nuestras mentes y disfrutar de la experiencia como tal. En la niñez y la adolescencia es obvio que ese es el propósito de una actividad deportiva. Cuando un niño juega por jugar se entiende que su única responsabilidad es la individual; el jugar por jugar acepta que el único afectado pueda ser el atleta y tolera debilidades y ñoñerías porque no hay recursos ni intereses invertidos. Jugar por jugar es para los que no cuentan con otra responsabilidad, que la de su propio esparcimiento. 

 JUGAR PROFESIONAL: La contraparte de este juego recreacional, es el juego profesional. El jugar profesional inmediatamente implica que hay una audiencia y una comunidad que inicia una dinámica de seguimiento y que busca una retroalimentación de ese atleta que está llamando su atención. Jugar profesional va más allá de una responsabilidad individual, donde el atleta porta un talento que inevitablemente lo colocará en una plataforma de influencia, y donde el compromiso de rendimiento y actuación dista de privacidad y pasa a ser de la agenda social. 

 En esta transición conceptual, es donde se separan los niños de los hombres; los mansos de los cimarrones. Y no tan solo porque la habilidad fisica los coloque en un renglón superior, sino porque la exposición pública eventualmente sacará el niño del hombre o el hombre del niño. Jugar profesional demanda un manejo integral, que cumpla con las reglas humanas y organizaciones establecidas, respetando los acuerdos de lugar. Aquí, a diferencia del juego recreacional, si hay intereses, bolsillos y libritos que se pueden afectar. 

 JUGAR CON PROPÓSITO: Jugar con propósito implica una mentalidad desprendida y desenfadada donde el centro de atención no es el atleta. El atleta de propósito buscar hacer bien a sus semejantes y modela lo contrario al sistema ordinario de los hombres; usa el juego para transmitir un buen consejo, una buena exhortación, para bendecir una generación y usar la influencia para bienestar social, y no para vanagloria de si mismo. Jugar con propósito es jugar con el compromiso de modelar y ejemplificar un comportamiento debido, digno de ser visto como una referencia para jóvenes y niños. Jugar con propósito es asumir el compromiso que implica eximirse a si mismo de preferencias personales y gustos que ocasionalmente no son bien vistos.

 Jugar con propósito es impactar la comunidad, el país, ser de influencia a otros de una forma correcta y certera. Jugar con propósito es un nivel aún mayor, que trasciende el recreacional y profesional.

 Jugar con propósito es jugar reconociendo que se depende de un Creador, que es el autor y hacedor del atleta y del talento. Es un juego que implica total sujeción a una agenda de misión que va más allá del puro juego. Es el tipo de juego más edificante y satisfactorio que puede haber. 

 “¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis.” 1 Corintios 9:24 En este tipo de juego de propósito, aunque se pierde, se gana, pues el que conoce su propósito todas las cosas le son usadas para bien.