jueves, 1 de septiembre de 2016

¡Qué rica es la Gloria!

¡Ay, qué rico debe ser dormir en una blanca nube, de esas que flotan del Atlántico al Pacífico y nunca se devuel­ven; escuchar el batir de alas de quince mil querubines de la Corte Celestial; dormir en el regazo de una de las once mil vírgenes; vivir sin necesidad de rezar, porque ya estás donde querías y ya no pides nada que no se te ha­ya dado!…Allí habré de llegar en cuanto me perdonen el úl­timo de mis 362,521 pecados. ¡Qué sensacional ha de ser vivir eterna­mente sin elecciones y sin candidatos, porque hace tiempo que Dios decretó que allá sólo puede haber políticos en el infierno!