En la presentación de su informe anual ante el Consejo de Derechos Humanos (CDH) de Naciones Unidas, la experta planteó que la gran mayoría de la población mundial está expuesta a los pesticidas, sea a través de los alimentos, el agua, el aire o por contacto directo con estos químicos y sus residuos.
La exposición a los pesticidas tiene una variedad de consecuencias irreversibles sobre la salud, como cáncer, alzheimer y parkinson, transtornos hormonales, desórdenes en el crecimiento y esterilidad.
En el caso de las mujeres embarazadas, éstas corren un mayor riesgo de abortos espontáneos, partos prematuros y de malformaciones congénitas en el bebé.
En el caso de los niños se han obtenido evidencias de desórdenes mentales y físicos durante su desarrollo, incluso si su exposición a los pesticidas ha sido baja, explicó la relatora en una conferencia de prensa posterior a su presentación ante el CDH.
Elver, quien expuso los resultados de un año de investigaciones y visitas de trabajo a países como parte de su mandato, precisó que el 99 por ciento de casos graves de contaminación accidental con pesticidas ocurren en los países en desarrollo.
A pesar de ello, áreas económicamente desarrolladas del mundo, las poblaciones de la Unión Europea o de Estados Unidos, no están exentas de los perjuicios del uso de los pesticidas.
"Aunque en esos lugares no hay grandes accidentes, lo que sí está ocurriendo es la modificación de los genes de las plantas. Se trata de un problema de orden sistémico", explicó.
Sin embargo, la UE tiene cierto adelanto sobre EEUU, ya que la primera aplica ciertos principios de precaución que son inexistentes en las regulaciones estadounidenses.
"En todos los países hay una exposición crónica a los pesticidas. Ninguno es inmune", aseguró Elver.
A pesar de la gravedad de este problema, sólo entre el 25 y el 35 % de países en desarrollo cuentan con normas legales que regulen el uso de pesticidas, pero en el 80 por ciento de casos no cuentan con recursos para hacerlas cumplir.
Elver enfatizó que "la relación entre enfermedades y pesticidas no se entiende claramente", lo que responde a la estrategia de los productores de pesticidas, un sector dominado por un puñado de corporaciones.
"En lugar de asumir su responsabilidad y reducir los impactos negativos de sus productos, la industria de los pesticidas ha hecho todo lo posible para minimizar la magnitud del daño que ocasionan", alertó.
Comparó esta estrategia a la que utiliza la industria del tabaco, que alude a que la relación entre su consumo y diversas patologías no está absolutamente probado, a pesar de las evidencias científicas al respecto.
Como en el ámbito del tabaco, "los esfuerzos para influir, los estudios financiados por la industria y otras estrategias han obstruida reformas y paralizado las restricciones a los pesticidas a nivel mundial", lamentó la relatora.
Frente a este panorama poco alentador, Elver rescató el desarrollo de la agricultura ecológica, que ha demostrado que cultivar con menos o sin pesticidas es posible, que el rendimiento es adecuado y produciría lo suficiente para que la población mundial esté adecuadamente alimentada.
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