jueves, 20 de abril de 2017

El traslado al hospital de un envejeciente, una tarea titánica


Santo Domingo.- El chofer del taxi no se desmonta para ayudar, pero espera con paciencia que Johanna pueda montar en el carro a su abuelo Candelario Carrasco, de 84 años, luego de concluir su cita médica en el hospital Salvador B. Gautier, donde se atiende de sus dolencias.

Cada vez que acude al médico, que son entre tres y cuatro citas mensuales, no sólo enfrenta la dificultad para movilizarlo, debido a que no puede caminar si no es con la ayuda de un andador de ruedas, sino que también debe pagar RD$350 de transporte para llegar al hospital desde el sector el Palmar de Herrera, donde vive. 


Previo, ella debe trasladarse desde su casa en la avenida Jacobo Majluta hasta la de su abuelo, lo que incrementa el gasto.

 De ahí que al hablar con periodistas de LISTÍN DIARIO da las gracias varias veces por hacer visible esa dificultad que afecta a tantas familias dominicanas  que para cuidar la salud de sus adultos mayores deben trasladarlos por sus propios medios al hospital, debido a los costos de los cuidados domiciliarios. Dice que por suerte en el hospital le dan atención priorizada debido a la edad.


Una situación similar, presentaba Flor Bethania Lugo Carpio, quien dos veces a la semana traslada desde Bayaguana a su tío Alfio Dionisio Contreras, a recibir tratamiento fruto de la fractura  de cadera que padece. Solo en transporte gastan RD$750 en cada cita.

Dice estar complacida con la atención que recibe en el hospital, pero padece la dificultad del traslado. Alfio, de 74 años, excombatiente de la Revolución de Abril,  trabajó como técnico textil, por lo que recibe la pensión que ofrece el Seguro Social. Lamenta que en el país no se ha logrado ni siguiera la sombra de lo que se soñaba en aquel momento y por lo cual luchó en el comando Z-20 en la Juana Saltitopa, en el 1965.

A poca distancia, Nuris mueve la silla de ruedas en la que anda su padre Heriberto Mojica, de 86 años, quien tiene limitaciones de movilidad luego de sufrir una trombosis. Está a la espera de un taxi para irse a la casa en el sector Las Caobas en Santo Domingo Oeste, para lo que tiene que pagar RD$300. “Y agradezco que encontramos por lo menos una silla de ruedas, si no tenemos que desmontarlo en brazos mi hermana y yo”, dice.

Altagracia Camilo no pensó en la posibilidad de un taxi. Su padre Félix Camilo, de 93 años, aún puede caminar por lo que temprano se montaron en una “guagua” pública que los dejó en las cercarías del hospital para cumplir con una cita médica, que aunque estaba pautada para horas de la tarde, decidió llegar próximo de las 11:00 de la mañana para tomar un buen turno.

Ando con Dios

Arrastrando la pierna izquierda y aferrado a un bastón, Juana recorre despacio uno de los pasillos del hospital Francisco Moscoso Puello, donde se atiende desde siempre.

Sufre desgaste en la columna vertebral, lo que le hace más difícil moverse, pero pese a ello camina desde su casa, ubicada en el sector Capotillo hasta el hospital. Ante la pregunta de por qué va sola al hospital, exclama con convencimiento “yo ando con Dios”. Cuenta que tiene un sólo hijo vivo, pero que está enfermo de los nervios. “Yo lo traigo aquí también, pero cuando viene, somos dos enfermos andando en la calle”, expresa sin interrumpir su caminar.

Cobertura en Senasa

Datos del Seguro Nacional de Salud (Senasa) indican que a febrero pasado la población general de 65 años o más afiliada a esa ARS era de 546,982, de los cuales 481,179 corresponden al régimen subsidiado; 51,993 al contributivo; 7,741 a pensionados y jubilados de Hacienda y 6,069 a otros pensionados. 

Desde enero del 2016 a febrero del 2017, autorizó en atenciones médicas para esta población un monto económico de unos  RD$3,505 millones 147 mil pesos.

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ATENCIÓN DOMICILIARIA

Servicios Privados

Aunque los servicios médicos domiciliarios, sobre todo de visitas médicas, cuidados de enfermería y toma de muestras de laboratorio, se han ido incrementando en el país a nivel privado y la demanda crece, su acceso deja fuera a la mayoría de la población envejeciente, debido a los costos que encierra.

Una consulta médica en el hogar pude superar los RD$3,000, mientras el servicio permanente de enfermería nunca es menor de RD$20,000 mensuales, dependiendo la condición del envejeciente.

Una enfermera para los cuidados nocturnos cobra RD$1,000 por noche y en el diurno entre RD$500 y RD$600, de acuerdo a datos ofrecidos por personas que pagan esos servicios. 

En caso de requerir los servicios de una enfermera para canalizar a un envejeciente que está en cama en el hogar, el costo de ese servicio ronda entre RD$800 y RD$1,000.

A esto se suma el costo por el uso de pañales desechables, en muchos casos, y de alimentos especiales.

Muy tímidos

A nivel público, los servicios médicos domiciliarios son tímidos, aunque las autoridades del  Consejo Nacional de la Persona Envejeciente (Conape) aseguran que se hacen esfuerzos al respecto y que en este campo se han capacitado 600 personas. Entre los planes geriátricos de salud del organismo figuran el lograr que el Servicio Nacional de Salud (SNS) tenga en cada hospital una unidad de servicios de ese tipo y crear condiciones para trasladar al adulto mayor al hospital, sólo en caso que sea necesario.

Costo

MEDICINAS

Al costo de la atención médica se suma la cobertura de medicamentos, ya que la  vejez no sólo encierra disminución de fuerzas y pérdidas de habilidades físicas, sino que trae consigo enfermedades que obligan al adulto mayor a utilizar hasta 10 medicamentos distintos diarios. Alzheimer, Parkinson, hipertensión, diabetes, depresión, enfermedades respiratorias y cardíacas, son sólo algunas de ellas, por lo que un envejeciente puede consumir en medicina entre RD$20,000 y RD$25,000 al mes.

DESDE VILLA

Cita médica

Los 97 años recién cumplidos no han doblegado la capacidad de José Castillo para trasladarse solo desde Villa Altagracia hasta el hospital Gautier, donde atiende sus quebrantos de salud desde que empezó a trabajar en el Consejo Estatal del Azúcar, por cuya pensión aún espera.

 Tiene ronquera por problemas de garganta, pero eso no le impide hablar, hacer chistes y tomar un autobús desde Villa Altagracia hasta el kilómetro 9 de la autopista Duarte y de ahí otro hasta el hospital. Tiene 14 hijos y respondió con un “uuu” cuando se le preguntó por la  cantidad de nietos y biznietos, pero dice sentirse muy querido por cada uno de sus familiares.

Gracias al Listín por hacer visible esta dificultad que afecta a tantas familias dominicanas". Johanna familiar de envejeciente