Presidió una cumbre para presentar su gran plan para la economía mundial, encantó a la élite mundial en Davos y vio caer el Acuerdo Transpacífico, un gran pacto comercial del que Beijing no era parte.
El jueves, el presidente estadounidense Donald Trump le entregó las llaves a China y un tanque adicional de gasolina al renunciar al Acuerdo Climático de París, otorgándole la dirección de los esfuerzos globales para limitar el cambio climático al gigante asiático.
"Si fueras Xi Jinping, probablemente no podrías haber escrito un mejor guión para este año, con Trump esencialmente en retirada en estos temas", dice Christopher Balding, profesor de economía en la Universidad de Beijing.
"Cuando hay un vacío, China da un paso adelante y toma ese lugar".
Incluso antes de que Trump hiciera pública su decisión de abandonar el acuerdo, China, la segunda mayor economía del mundo, dejó claro que seguiría adelante con el Acuerdo de París, mientras Li Keqiang se reunía con los líderes europeos, entre ellos la canciller alemana Angela Merkel, esta semana.
"Con grandes esfuerzos, China irá hacia la meta 2030 paso a paso, con firmeza", dijo el jueves Li.
¿De 'chico malo' a campeón climático?
China no siempre fue una voz líder en la lucha contra el cambio climático. En 2009, en las conversaciones climáticas de Copenhague, el país fue acusado de dificultar los avances. Li Shuo, analista de Greenpeace en Beijing, dijo que China fue una vez considerado un "chico malo climático".
Tres cosas han cambiado desde entonces, dice Balding. En primer lugar, la reducción de la contaminación se ha convertido en un tema importante en el país, especialmente entre la creciente clase media. En segundo lugar, China rastrea las oportunidades económicas de la energía limpia y bombea dinero al sector.
En tercer lugar, dice Balding: "Los científicos en China fueron muy diligentes, el cambio climático no es sólo una conspiración occidental para frenar a China. Hay evidencia válida".
China ha hecho grandes progresos en la reducción de las emisiones y la promoción de la inversión en energía renovable, pero alejarse del carbón, que todavía representa el 66% de su matriz energética, es un proceso lento.
La Administración Nacional de Energía del país dijo en enero que China va a gastar más de 360.000 millones de dólares hasta 2020 en tecnologías renovables como energía solar y eólica.
China invirtió más de 88.000 millones en energía limpia en el año 2016, según Bloomberg New Energy Finance, por debajo de un máximo histórico de casi 120.000 millones, en 2015, pero sigue siendo significativamente más que los 58.800 millones invertidos por EE.UU. el año pasado.
"Soy reacio a llamarlo un verdadero líder en el cambio climático, pero es un líder de facto. Esto ha caído en su regazo", dijo Balding.
La victoria moral que EE.UU. ha cedido a China le da a Xi un impulso en casa, así como en el escenario global.
El país se prepara para el Congreso Nacional del Partido Comunista a finales de este año, cuando se dará a conocer una nueva generación de líderes -semejante a un año de elecciones en EE.UU.