miércoles, 28 de junio de 2017

Phil Jackson deja de ser presidente de los Knicks


El futuro de los Knicks no va a pasar ya por las manos del que ha sido uno de los mejores entrenadores de siempre pero que, desde los despachos, ha demostrado demasiadas carencias. 

Ya es oficial, Phil Jackson ha dejado de ser presidente de los New York Knicks hoy miércoles. 

La noticia ha sido confirmada por la propia franquicia, aunque ya fue adelantada a primera hora de la mañana española por Ramona Shelburne, de ESPN y Adrian Wijnarowski, de The Vertical. Oficialmente, la salida de Jackson se produce de mutuo acuerdo.

“Después de una cuidadosa y considerada reflexión, hemos decidido que los Knicks van a ir en una dirección diferente”, ha dicho James Dolan, propietario de la franquicia. 


“Phil es uno de los individuos más famosos y exitosos de la historia de la NBA. Su legado en el baloncesto es inigualable. Le deseamos lo mejor y le agradecemos su servicio a los Knicks tanto como jugador como ejecutivo”, concluía Dolan.

Sustituto temporal

Steve Mills, general manager de la franquicia neoyorquina, será la persona que dirija las operaciones en la agencia libre que comenzará este sábado 1 de julio. “Aunque estamos evaluando el mejor movimiento en cuanto al liderazgo en la organización, no estaré incluido en la dirección del equipo”, ha comentado Dolan en el comunicado de prensa. “Steve Mills llevará el día a día a corto plazo”.

De acuerdo a The Vertical, el primer nombre que pasa por la cabeza de James Dolan para sustituir a Jackson es Masai Ujiri, actual presidente de operaciones de Toronto Raptors. Ujiri es un respetado directivo con un largo historial en la NBA, incluidos negociaciones y traspasos en el pasado con los Knicks. La llegada de Carmelo Anthony desde Denver se produjo cuando Ujiri era el general manager de los Nuggets y la de Andrea Bargnani desde Toronto cuando Ujiri ya estaba al frente de los Raptors.

Salida inevitable

James Dolan había perdido la confianza en Jackson y las conversaciones para su salida se han acelerado durante esta semana. El caso Carmelo Anthony y la falta de futuro de la organización habrían terminado por sentenciar al Maestro Zen.

Jackson, quien tenía dos campañas más de contrato con los Knicks por un total de 24 millones de dólares, llegó al cargo de presidente de los Knicks en marzo de 2014. Desde entonces, la franquicia no ha logrado ni una vez clasificarse a los playoffs. 

Con él al frente, el futuro del equipo no parecía muy halagüeño, a tenor de las decisiones y los caminos que estaba emprendiendo. En ese sentido, dos nombres destacan por encima de todo: Carmelo Anthony y Kristaps Porzingis. 

A Melo no le quiere Jackson, que se lo ha hecho saber por activa y por pasiva. Pero la realidad es que Anthony tiene un contrato en vigor por dos campañas y algo más de 50 millones de dólares por recibir. Acuerdo que precisamente le firmó Jackson en 2014.

En estos meses, con sus continuas declaraciones de que lo mejor para el 7 de New York sería abandonar el Madison Square Garden, Jackson ha devaluado una pieza importante de cara a un hipotético traspaso. 

Para remate, Carmelo tiene una cláusula en su acuerdo que le permite vetar cualquier operación con él como protagonista. La opción del buy out podría ser una salida para el anotador, pero se trataría de algo muy costoso en materia monetaria y los propios Knicks ya han rechazado ese camino. 

En este punto concreto del Melodrama podría haber estado la gota que colmó el vaso de la paciencia de Dolan, quien recibió presiones de su entorno para que se deshiciera de Jackson durante la 2016/17.

El caso Porzingis

Uno de los mejores valores de los Knicks del presente y del futuro no está del todo feliz en la organización. La historia empezó cuando Porzingis no se reunió con Jackson recién terminada la Temporada Regular, en los clásicos encuentros para analizar la situación de cada jugador. 

Era abril y el letón ya mandaba un mensaje de que no le gustaba cómo se estaba haciendo el trabajo en los despachos. Dos meses después, Jackson negociaba con Porzingis y le abría la puerta de salida. El traspaso era una posibilidad muy real para el interior; Jackson lo ha estado ofreciendo como moneda de cambio para posibles trasvases.

Rose, Noah, el empeño por el Triángulo…

Derrick Rose y Joakim Noah firmaron unos contratos altísimos en el verano de 2016. 

La operación entonces ya ofrecía dudas, pero las prestaciones de los dos jugadores, principalmente la de Noah, involucrado además en un caso de usos de sustancias prohibidas y lesionado durante buena parte de la 2016/17, han terminado por erosionar a Jackson, quien le extendió 72 millones por cuatro campañas al galo y que ahora carga con una losa económica muy difícil de empaquetar. El de Noah es el peor contrato del verano de 2016, un acuerdo tóxico y nada rentable.

Junto con ello, el empeño por el Triángulo Ofensivo ha remado todavía más en su contra. Muchos de los jugadores de los Knicks, incluido el propio Porzingis, consideran esa opción de ataque como algo anticuada; la obsesión del presidente de los Knicks por meter en la cabeza de sus jugadores un sistema en el que no creen ha terminado por minar la paciencia de muchos de ellos. 

También de Dolan, que además ve a Jackson como alguien que se ha quedado algo atrás, que no se ha modernizado al nivel de exigencia requerido para los nuevos tiempos y registros que marca un puesto de directivo en un plantel de la NBA.

Desgaste

Eso sí, no todo es tragedia en su gestión. Aunque luego le abriera el camino para que se marchase, acertó con la elección de Porzingis y con el contrato firmado a Willy Hernangómez. Pero en general, lo malo ha podido con lo bueno. 

El hecho de que nunca han pisado unas eliminatorias por el anillo con Jackson en el sillón presidencial, el reconocimiento de las oficinas de los Knicks de que entraban en modo supervivencia y el récord de 80-166 en Liga Regular desde que arribó Jackson, han generado un desgaste enorme en su figura y en su credibilidad.

Jackson abandona los Knicks por la puerta de atrás, sin haber sabido o podido mostrar dotes de ejecutivo, con una franquicia desesperanzada que ha decidido seguir su camino sin él. Nuevos aires entre la Séptima y la Octava Avenida.

@agencias