La mayoría de los reos criollos purgan condenas por delitos graves como asesinatos, narcotráfico, pandillerismo, piromanía, fraudes, extorsión, reentrada ilegal a Estados Unidos después de haber sido deportados, violencia doméstica, abusos, agresiones sexuales, violaciones reincidentes a la ley de tránsito, extorsión, sobornos y otros.
De ellos, no muchos son naturalizados estadounidenses, por lo que al término de sus sentencias enfrentan la deportación a la República Dominicana.
Pero, muchos mantienen la inocencia y tienen sus casos en manos de instituciones como Proyecto Inocencia y el equipo legal del Consulado en Nueva York, que ha bloqueado 17 intentos de deportaciones de las autoridades migratorias.
La enorme cantidad de presos dominicanos está distribuida en diferentes estados, como Nueva York, Massachusetts, Nueva Jersey, Pensilvania, Florida, Atlanta, Illinois, Maryland, Delaware, Rhode Island y otros.
Algunos de los reclusos están condenados a cadena perpetua y aseguran fueron víctimas de conspiraciones, manipulaciones de evidencias y testigos con falsos testimonios. Como el caso de Pedro J. Reynoso, quien cumple dos sentencias de por vida, por los asesinatos de narcotraficantes en Pensilvania. Lleva 23 años tras las rejas.
Reynoso ha pedido en varias ocasiones al gobierno dominicano intervención diplomática para ayudarlo a demostrar su inocencia, pero hasta ahora no ha recibido ninguna respuesta.
En manos del canciller Miguel Vargas Maldonado fue entregada una carta suya la cual hasta el momento no ha sido respondida por la Cancillería dominicana.
El Consulado en Nueva York mantiene la línea 1212 768-2480 ext. 1004, los siete días, 24 horas, para recibir denuncias sobre eventuales violaciones de derechos civiles a los presos dominicanos.
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