La decisión pone fin a un mandato de 37 años y al único líder ejecutivo que ha tenido Zimbabwe desde su independencia.
Jacob Mudenda, titular de la cámara, leyó el anuncio mientras los legisladores debatían una moción de censura contra él. El anuncio despertó una ovación de los presentes.
Mugabe, de 93 años, había perdido el apoyo del partido que fundó tras la intervención militar del pasado martes, desencadenada por la destitución del vicepresidente Emmerson Mnangagwa, ante las ambiciones de poder de la primera dama, Grace Mugabe. Las Fuerzas Armadas mantenían en arresto domiciliario al mandatario, y los pedidos de renuncia llegaban desde el propio oficialismo.
Reporteros presentes en Harare reportaron que la población recibió la noticia con júbilo y se escuchaban bocinas en las calles de la capital.
Mugabe había sido destituido el domingo como líder del partido oficialista, y la formación nombró como titular a Mnangagwa, quien también fue elegido como candidato a las presidenciales de 2018.
Restan saber las condiciones que podría haber negociado Mugabe para su salida. La noche del lunes, el jefe de las Fuerzas Armadas, Constantine Chiwenga, indicó que el dictador había trazado una "hoja de ruta y una solución definitiva para el país".
Es el final humillante de la carrera de un hombre que aplastó o marginó la disidencia desde que condujo a Zimbabwe a la independencia y puso fin al régimen de minoría blanca en 1980.
Si Mnangagwa pasa a encabezar la transición política, tendrá que enfrentar su propio pasado, al estar implicado en la masacre de miles de opositores en la década de 1980 por una brigada entrenada en Corea del Norte.
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