Según informó este domingo el canal ABC7, la autoridad federal de Prisiones estima que este lunes volverá la energía al Centro de Detención Metropolitano del distrito de Brooklyn, que el domingo pasado sufrió un apagón parcial causado por un pequeño incendio en las instalaciones eléctricas.
Unos 1.200 presos se alojan en el centro y, según se escucha en videos subidos a las redes sociales delante del lugar, muchos pedían ayuda golpeando las ventanas con objetos tras varios días en los que el termómetro en Nueva York llegó a marcar quince grados centígrados bajo cero.
Las protestas de los vecinos, con carteles en los que se leía “Humanidad para todos” o “los escuchamos”, provocaron este sábado tensiones con los funcionarios de la penitenciaría, de acuerdo a imágenes televisivas, y hoy domingo por la mañana decenas de personas volvieron a acudir a las puertas del penal.
El alcalde Bill de Blasio dijo a través de su cuenta de Twitter que la autoridad federal de Prisiones había “rechazado la ayuda” de las agencias locales y el sábado por la noche ordenó enviar camiones con mantas, calentadores de mano y generadores.
Abogados de los reos denunciaron que no había servicios médicos y que sus clientes habían estado envolviéndose con toallas de la cabeza a los pies para mantener el calor estos días.
La Oficina federal de Prisiones explicó a CNN que hubo un incendio en la sala de los fusibles y uno de los dos edificios del centro tenía un apagón parcial, problema que se ha resuelto instalando un nuevo panel eléctrico, aunque los técnicos aún tienen que restaurar el servicio, trabajo que finalizará este lunes.
Asimismo, la autoridad dijo que los presos tienen agua caliente, alumbrado de emergencia, que sí hay servicios médicos y que la temperatura del aire en las celdas estaba “en rangos aceptables”, algo que disputan representantes políticos locales.
La congresista demócrata Nydia Velázquez, que acudió el viernes y el sábado a las instalaciones, consideró que no se han respetado los “derechos humanos básicos”, mientras que su colega Jerry Nadler volvía este domingo para comprobar si funcionaba la calefacción y si los reos podían recibir a sus letrados.
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