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Es interesante creerse Dios sin ser hereje, la creatividad se aumenta y el deseo de moldear ideas y cosas, se manifiesta en los poros como sudor en piel camaleónica.
Jugar a ser Dios permite expresar lo pautado y construir todo con visión más allá de lo establecido y prohibido, se construye un nuevo despertar en orden como si fuera un amanecer “in hoc signo vinces” el cual se perfila como conquista en el mejor de los días, con o sin sufrimiento del bueno.
El quehacer musical y arquitectural crea tendencias causales urbanas, la decadencia se transforma en pensamiento con colores bellos aun sea un sentimiento retrograda y pautado producto del ego con partituras a escala y notas agradables en caso soñado y porque no también desagradable a la vista y oídos donde las sensaciones proyectadas se hacen poesía palpable con desgarre, olor y dolor.
Comparar el trabajo de propuestas y proyectos específicos de dos grandes representantes de varias generaciones convertidos en íconos emblemáticos, en el que conjugan diferentes estilos de vida y oficios, se hace interesante por lo de cuesta arriba y cuesta abajo. Es el caso de un músico pluridisciplinario el cual dibuja la canción con sus versos, prosas y sonidos agoreros.
Y un arquitecto el cual plantea un nuevo orden arquitectónico aun usando el método paladino racionalista, reconocible por los códigos implementados en sus planteamientos tectónicos.
Se hace interesante ver en qué lado están enclavados históricamente dentro del arte y la arquitectura universal, cada uno en sus respectivos oficios haciendo volar la imaginación además de hacer las cosas pensando en ganarse el mundo tomando en cuenta la pérdida del alma.
Tom Waits: norteamericano nacido en California Estados Unidos, músico de oficio, interprete de varios géneros, humanista consumado, preocupado por tener un discurso muy expresivo, casi demoledor, en su filosofía del cante hondo en el mundo de la música, un cantante atrevido casi oscuro, surrealista, ingenioso e iracundo con una flexibilidad melancólica y conmovedora en sus temas.
Francisco (Cuqui) Batista: nacido en Santiago de los caballeros República Dominicana, con su planteamiento racionalista irreversible, dibujante irrepetible aún en busca y exploración psico – semiótica a sus 96 años de edad le aporta a la ciudad grandes desafíos en términos tectónicos con sus abstracciones geométricas puras, irónicas e ingenuas sin tiempo en el espacio citadino partiendo del aspecto tropical e isleño en máxima expresión.
