Desde el coronavirus, el poco usado Metro pasó a ser el refugio principal de los desamparados, entre los que se estima hay desempleados, presos liberados tras la descongestión de las cárceles, adictos y víctimas de trastornos mentales o violencia doméstica.
El cierre histórico instaurado en el Metro por cuatro horas cada madrugada desde el 6 de mayo ha mudado la escena a la superficie. Ahora hay más indigentes durmiendo a las puertas de tiendas y restaurantes cerrados, escaleras de iglesias, estaciones de correo USPS, bajo andamios de construcción y, sobre todo, en los cajeros automáticos (ATM).
Allí, no sólo dificultan el paso de los clientes, sino además generan peleas entre ellos, robos y riesgos de infección por COVID-19 y desaseo, entre restos de comida, orina y perros. Hasta se ven parejas durmiendo juntas a la vista de todos.
A pesar de las duras imágenes, el alcalde Bill de Blasio está clamando victoria en el manejo de la indigencia, uno de las mayores fracasos en su gestión iniciada en 2014.
Ayer De Blasio afirmó que sus funcionarios estaban logrando avances “históricos” al sacar a las personas sin hogar de los trenes subterráneos en medio de la crisis del coronavirus.
“Algo histórico está sucediendo y día tras día. Los hechos lo confirman”, dijo el alcalde durante su sesión informativa diaria sobre coronavirus en el Ayuntamiento.
Van “Seis días ahora, y seis días que han sido completamente consistentes. Aquí está sucediendo algo realmente innovador, algo realmente diferente y muy poderoso”, insistió, citado por New York Post.
De Blasio afirmó que la madrugada del lunes, 261 personas sin hogar fueron “contactadas” por policías y trabajadores sociales durante el cierre del Metro, y 116 de ellas acordaron trasladarse a refugios de la ciudad. Otras 23 fueron llevadas a hospitales.
Esas cifras elevaron a casi 1,050 el número oficial de indigentes que, desde el cierre del Metro, han aceptado asistencia. Pero el comisionado de la Administración de Recursos Humanos (HRA), Steven Banks, no precisó qué porción incluía a los reincidentes, por lo que es posible que muchos sean contados más de una vez.
“Estamos observando las tendencias”, comentó. “Ciertamente vemos algunas personas que se quedan en [refugios] y algunas personas que no”.
Banks reconoció que hay “otra mitad que no están aceptando nuestros servicios”.
Las autoridades estiman que entre 3,500 y 4 mil personas sin hogar viven actualmente en las calles de la ciudad, aunque ese número es muy difícil de precisar porque muchos son nómadas. Además, el riesgo actual a los contagios dificulta el censo.
En 2019 los refugios de NYC albergaban un pico histórico de 63,839 indigentes, según la Coalición para las Personas sin Hogar.
También ayer De Blasio dijo que más de 8 mil adultos solteros y sin hogar ahora vivían en habitaciones de hotel bajo un plan para trasladar a mil personas por semana “fuera de los refugios”.
De Blasio no detalló el costo de ese medida, pero dijo: “Seguiremos haciendo eso, según sea necesario, en las próximas semanas”.
Un portavoz de la HRA se negó a precisar cuánto se gastaba o qué hoteles estaban involucrados, pero señaló que las pautas de ocupación incluían “dos (personas) por habitación”.
Mientras, el panorama en las calles y los bancos de la ciudad sigue cambiando, sobre todo en las tristes noches de la pandemia.
@eldiariony