jueves, 4 de junio de 2020
Un gigante farmacéutico buscará producir 2.000 millones de dosis de su posible vacuna contra el coronavirus y entregará la mitad a países en desarrollo
La farmacéutica británica AstraZeneca duplicó su capacidad de fabricación de una posible vacuna contra el coronavirus a 2.000 millones de dosis tras una serie de acuerdos que involucran al multimillonario Bill Gates y que garantizan el suministro temprano a países en vías de desarrollo.
Los acuerdos con el grupo de respuesta a epidemias CEPI y la alianza de vacunas GAVI están respaldados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y tienen como objetivo calmar las preocupaciones que apuntan a que la compañía estaba comprometiendo todos los suministros iniciales de la vacuna al mundo desarrollado.
Todavía no se sabe si las vacunas funcionarán contra el coronavirus, pero docenas de compañías están en la carrera por desarrollar una, y la asociación de AstraZeneca con la Universidad de Oxford es una de las pocas que hasta ahora cuenta con el respaldo del grupo de trabajo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para enfrentar la enfermedad.
La Casa Blanca aseguró el mes pasado 300 millones de las primeras dosis de la potencial vacuna, llamada AZD1222, en un acuerdo que también comprometió más de 1.000 millones de dólares para apoyar pruebas y fabricación. Reino Unido ha reservado otros 100 millones.
Según los acuerdos alcanzados el jueves, la compañía suministrará 300 millones de dosis, a partir de este año, a CEPI y GAVI, apuntando a una distribución justa y equitativa de la vacuna, dijo su presidente ejecutivo Pascal Soriot.
El CEO destacó que AstraZeneca también acordó los términos con Serum Institute of India, el mayor fabricante mundial de vacunas por volumen, para suministrar 1.000 millones de dosis a países de bajos y medianos ingresos.
Brasil comenzará a probar este mes la vacuna experimental que está desarrollando Oxford y AstraZeneca Plc, informaron la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) y la Universidad Federal de Sao Paulo (Unifesp).
REUTERS