viernes, 10 de julio de 2020

Cremación y pandemia, más allá de las precauciones sanitarias


Santo Domingo, RD.- Como parte de sus direc­trices para el manejo de ca­dáveres de víctimas de la covid-19, el Ministerio de Salud Pública recomendó en marzo la cremación.

Hizo la recomendación previendo que los restos mortales de estos pacien­tes pudieran convertirse en fuentes de propagación de la enfermedad.

El protoco­lo indica que la funera­ria debe retirar el cuer­po del centro médico donde se produce el fa­llecimiento y conducirlo directamente al cemen­terio o crematorio (el embalsamamiento que­dó prohibido).
Y para el manejo y trasla­do, se exige del uso de equipo de protección personal (respiradores N95, guantes, mono­gafas, batas impermea­bles), fundas especiales para traslado de cadáve­res, limpieza y desinfec­ción de la zona y de las herramientas utilizadas.

Fuera de las precaucio­nes sanitarias, la incinera­ción tiene otra ventaja en el contexto de la pandemia.

De acuerdo con María Fernanda Arredondo, pre­sidenta de Grupo Blandi­no, permite preservar las cenizas de personas falle­cidas fuera de su país natal hasta que las fronteras re­abran permitiendo su repa­triación.

En otros casos, las fami­lias conservan las cenizas con la esperanza de reunir­se y hacer una ceremonia de despedida una vez pase la pandemia.

Poco aceptada en un principio

Hace años que la empre­sa funeraria introdujo la cremación como parte de sus servicios. Lo hizo apos­tando al futuro.

En ese entonces quienes solicitaban el servicio eran extranjeros residentes en el país. Aparte del factor cul­tural, para las familias de inmigrantes (especialmente de Estados Unidos y Euro­pa) era más económico re­patriar unas cenizas que un cuerpo.

El panorama ha ido transformándose con el tiempo. Hoy, el número de dominicanos que pide la cremación supera al de ex­tranjeros, si bien sigue sin ser su alternativa preferida.

La incineración constitu­ye el 20 por ciento de los ca­sos manejados en el grupo, informa Félix Payano, direc­tor de Ventas y Mercadeo del grupo.

¿Más costosa que el enterramiento?
Suele decirse que la cre­mación cuesta más que el entierro tradicional, pero Arredondo y Payano asegu­ran lo contrario.

El proceso de despedir a un ser querido tiene dos compo­nentes: la velación (servicio funerario) y la sepultura (ser­vicio de cementerio).

Payano dice que, aun cuando la familia pague fu­neral más cremación, le re­sultaría más económico que pagar funeral más enterra­miento tradicional en un ce­menterio.


Quienes no hacen velato­rio, sino solo la incineración del cuerpo, invierten menos aun.

Por otro lado, un nicho en un columbario, que es donde se colocan las urnas cinerarias, es más económi­co que un nicho, bóveda o panteón en un cementerio.

Disposición final de los restos
En opinión de Arredon­do, la disposición final de un cuerpo no depende tan­to de las ventajas y desven­tajas de cada método, sino más bien del “sentimiento”.

Payano, entretanto, con­sidera que en vez de pre­guntarse si desean ser cre­madas, las personas deben reflexionar sobre dónde quieren que sean deposita­dos sus restos.

“La pregunta es si tú quieres que te entierren en un cementerio público, en un cementerio privado o en un columbario”, dice.

Y es que, de acuerdo con él, la cremación no es más que un subproducto para depositar los restos del fa­llecido en un columbario, y la carencia de este tipo de espacios, entre otros facto­res, frenó por mucho tiem­po la cremación en el país.

Muchos consideran los cementerios públicos co­mo lugares inseguros y des­cuidados, mientras que los camposantos privados tie­nen mejores condiciones, pero se encuentran muy alejados del centro de la ciudad.

Un columbario, como ocurre con el que creó Gru­po Blandino en la avenida Luperón, puede levantarse en un lugar más céntrico y accesible.

Este nuevo espacio, cu­ya inauguración formal se canceló debido a la pande­mia de covid-19, cuenta con 900 columbarios. La em­presa funeraria ya contaba con este tipo de nichos en sus sucursales del ensanche Ozama y Santiago.

@listin