Ripley, que se ha declarado no culpable, está acusada por presuntamente haber empujado a su hijo autista de 9 años al lago, un momento que fue grabado por una cámara de seguridad.
La mujer de 45 años y madre de otro hijo está representada por la abogada Susy Ribero-Ayala y se enfrenta a una condena por asesinato en primer grado, lo cual implica que podría ser sentenciada a muerte.
Según el canal hispano Telemundo, había pedido al juez que la declarara indigente para poder sufragar los costes del juicio.
El juez Johnson dictaminó que en este momento "no puede optar a esta opción", aunque añadió que si la defensa provee de documentos financieros adicionales podría "reconsiderar la petición" para recibir asistencia pública.
El fiscal Gail Levine detalló que Ripley tiene una propiedad en República Dominicana valorada en 685.000 dólares que su familia pretende vender para pagar a los abogados, a lo que se sumaría el salario de su marido y su casa en West Kendall, valorada en 401.000 dólares.
La muerte de Alejandro Ripley, un niño con autismo e incapaz de hablar, al que los que lo conocieron definieron como "feliz" y "dulce", causó gran conmoción en Miami.
Especialmente después de que la Policía detuviera a su madre, solo unas pocas horas después de que el pasado 21 de mayo hubiera denunciado que su hijo había sido secuestrado por dos afroamericanos que buscaban drogas.
La Policía comprobó que la historia no era cierta y detuvo a la madre al día siguiente, cuando el cuerpo del niño fue hallado en un estanque cercano a un campo de golf, en el oeste de Miami.
Cuando fue confrontada por los policías, admitió haber tenido que ver con la muerte del niño y dijo que "iba a estar en un mejor lugar", según informaron fuentes policiales.
Además, en otra vuelta de tuerca, el 23 de mayo se pudo saber por un video de seguridad publicado en los medios que el mismo 21 de mayo Ripley había arrojado a Alejandro a un canal.
Unos vecinos rescataron al niño y se lo entregaron a ella pensando que había caído al agua accidentalmente, según declararon a distintos medios.
Ese mismo día, horas más tarde, fue cuando supuestamente lo arrojó de nuevo al agua, aunque esta vez "desafortunadamente no había nadie que lo salvara", como dijo entonces la fiscal estatal de Miami-Dade, Katherine Fernández-Rundle.
@listin