viernes, 4 de septiembre de 2020

Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EEUU ya se preparan para distribuir dos vacunas contra el COVID-19


En los documentos de planeación enviados la semana pasada a las agencias de salud pública en todo Estados Unidos, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés) describieron cómo se están preparando para dos vacunas contra el coronavirus, a las que se refieren simplemente como vacuna A y B. Los detalles técnicos de estas, incluyendo el lapso que debe haber entre la administración de las dosis y su temperatura de almacenamiento, coinciden con las dos vacunas que están más avanzadas en el proceso de ensayos clínicos en Estados Unidos, fabricadas por los laboratorios Moderna y Pfizer.

A continuación, te decimos lo que debes saber sobre el funcionamiento de las vacunas, cómo se hacen las pruebas y cómo se van a distribuir en la población, en caso, solo en caso, de que se demuestre que funcionan.

¿Cómo actúan estas vacunas?

Las vacunas pueden estar hechas de distintas maneras. Actualmente, las más utilizadas contienen virus desactivados, virus vivos debilitados o fragmentos de proteínas. Moderna y Pfizer están probando un nuevo tipo de vacuna que nunca antes había sido aprobada para su uso en humanos. Esta vacuna contiene moléculas genéticas llamadas ARN mensajero. El ARN mensajero se inyecta en las células del músculo, que lo interpretan como si se tratara de las instrucciones para formar una proteína (una proteína que se encuentra en la superficie del coronavirus). Si todo sale bien, las proteínas estimulan el sistema inmunitario y generan una protección prolongada contra el virus.

¿Qué sabemos acerca de cómo funcionan estas vacunas?



Ambas han superado unas primeras pruebas muy completas, pero aún no sabemos con certeza si son seguras y efectivas.

Una vez que estén diseñadas pasarán por cuatro etapas de pruebas. En la etapa preclínica, los investigadores las prueban en animales. Para el COVID-19, los animales que se incluyen en las pruebas son los hámsteres y los ratones modificados genéticamente, ya que ambas especies pueden experimentar algunos de los mismos síntomas que los humanos.

Si estas pruebas arrojan resultados prometedores, entonces las vacunas pasarán por tres fases de ensayos clínicos en personas.

En la fase uno, los médicos le administran la vacuna a una cantidad reducida de voluntarios. Los mantienen bajo supervisión para asegurarse de que no presenten reacciones adversas inmediatas. No es poco común que las personas presenten dolor muscular o incluso una fiebre ligera, pero estos síntomas leves por lo general no duran mucho.

En los ensayos de la fase dos, los investigadores le administran la vacuna a cientos de personas divididas en grupos, como niños y adultos de mayor edad, para determinar si la vacuna actúa de manera distinta en ellos. Tanto en la fase uno como en la dos, los investigadores analizan muestras de sangre de los voluntarios para verificar que su sistema inmunitario está aprendiendo a combatir el virus con anticuerpos y células inmunitarias que pueden matar a las células infectadas.

Por último, en la fase tres, los investigadores les administran la vacuna a decenas de miles de personas y un placebo a otras decenas de miles.

Actualmente, Moderna y Pfizer están probando sus vacunas candidatas en ensayos en fase tres. En sus primeros estudios en humanos, ninguna de las dos vacunas produjo efectos secundarios de gravedad. Ambas lograron que los sistemas inmunitarios de las personas generaran anticuerpos que pueden neutralizar el coronavirus.

Eso es alentador, pero no es el único factor que determina si una vacuna funciona o no.

REUTERS