Las autoridades de Nueva York quieren a toda costa poner un alto muro a la amenaza de una segunda ola de contagios de coronavirus, cuando se inician los meses de mayor movilización de viajeros y grandes reuniones familiares, con motivo de Día de Acción de Gracias y la Navidad.
Y mientras tanto, en las ‘zonas rojas‘ del COVID-19 ubicadas en el centro sur de Brooklyn, incluidas los vecindarios de Borough Park, Mapleton y Midwood, todo indica que continuarán por varias semanas más con el peso de las máximas restricciones. Esto significa que los negocios no esenciales seguirán cerrados, las escuelas funcionarán solo de manera remota y las reuniones religiosas solo serán posible al 25% de la capacidad de esos recintos, cuando las fiestas están a la ‘vuelta de la esquina’.
Aunque la semana pasada se anunció la flexibilización y “cambios de color” en las alertas en el mapa de Brooklyn y Queens, por el descenso de la tasa de infección por debajo del 6%, en los ‘micro clusters’ que siguen compuestos en su alta proporción por hogar de familias judías ortodoxas, por el contrario se reforzará la vigilancia.
El alcalde Bill de Blasio reafirmó este martes que luego de tres semanas que se aplicó el modelo de restricciones hiper localizadas y por niveles en la Gran Manzana, la curva de infecciones sigue en descenso, pero “necesitamos ver claramente qué pasa en las que continúan siendo zonas rojas, ya que podrían estar así mucho más tiempo”.
Sin embargo, los casos de coronavirus superaron en la ciudad durante los últimos siete días el umbral de 550, aunque a criterio de las autoridades de Salud no es “todavía una señal de alarma” cuando el porcentaje de pacientes en Nueva York sigue siendo el más bajo del país.
Sin señales de cambio de ‘color’
El gobernador Andrew Cuomo, quien determinó los cambios en el mapa de la ciudad eliminando las zonas “naranja”, dejando en “amarillo” todas las áreas afectadas de Queens y manteniendo en “rojo” solo vecindarios de mayoría jasídica en Brooklyn, reafirmó que se están logrando avances: esta semana la tasa de infección fue de 3.18% en las ‘zonas calientes’.
En todo el estado se pondera un 1.06% de positividad.
En medio de fuertes presiones, el mandatario estatal, se negó a disculparse con los sectores en donde se ratificaron las limitaciones comerciales y de reuniones. Anunció también que por el contrario se agudizarán los controles.
“Los picos se deben a una negativa a cumplir con las reglas de distanciamiento social y el uso de máscaras. Lo lamento por la cantidad de personas que pueden estar en una sinagoga, pero también lo siento por la comunidad católica y musulmana. Por todos los neoyorquinos”, acotó.
Efecto colateral
En vecindarios como Borought Park en donde la reapertura podría estar muy lejana y en donde el 70% de sus residentes son judíos ultraortodoxos, la comunidad hispana que allí reside y que se calcula en un 17%, resienten con mucha fuerza que esas medidas que podrían prolongarse a las fiestas de Navidad y Año Nuevo, corte por completo sus fuentes de ingresos.
Un comerciante hispano que prefirió mantener su nombre en reserva, describió como “doloroso” que muchos pequeños emprendedores comerciales, especialmente mexicanos y dominicanos, se enfrenten nuevamente a un cierre total indefinido cuando apenas trataban de recuperarse.
“Nuevamente vemos a mucha de nuestra gente desempleada y nosotros que tenemos negocios arrastrando meses de renta, con tres semanas más, sin producir un centavo. Esta será la Navidad más triste de la historia. Nosotros como comunidad respetamos las normas, pero estamos encerrados aquí en esta burbuja”, compartió el empresario a El Diario.
Autoridades de NYC exigen al gobierno federal crear políticas de pruebas obligatorias de COVID-19 antes de abordar un vuelo. (Foto AFP- Getty Images)
Recomendación: ¡No viaje durante las fiestas!
Pero mientras sigue siendo una gran interrogante si las autoridades reabrirán la economía en localidades en “rojo” antes de las fiestas, el alcalde De Blasio llamó a los neoyorquinos a renunciar a sus viajes habituales para ver a sus familias en Acción de Gracias y Navidad, como una forma drástica de reducir la posibilidad de una segunda ola de infecciones.
“Odio decirlo, pero tengo que instarlos a que no viajen fuera del estado durante las vacaciones. Date cuenta de que al hacer eso, desafortunadamente, podrías ponerte a ti y a tu familia en peligro”, manifestó.
El Alcalde pidió al Gobierno federal que genere nuevas políticas y obligue a que todos los pasajeros de líneas aéreas presentar pruebas de un test de coronavirus negativo, dentro de las 72 horas, antes de que se les permita abordar.
Mientras tanto, la Ciudad avanza con la administración estatal en una estrategia para intensificar las pruebas en los aeropuertos LaGuardia (LGA) y JFK, para obligar a los neoyorquinos que elijan viajar durante la próxima temporada de vacaciones a practicarse la prueba de descarte.
El sitio de pruebas de ‘Test & Trace’ de la Ciudad ya está operativo en LGA, se trabaja en la instalación de una unidad similar en JFK.
Y en medio de los muros de contención que se trata de poner al COVID-19, mientras una alta ola de casos se eleva en estados vecinos y en el resto del país, el gobernador Cuomo anunció este martes que California se ha agregado a el alerta de viajes por la pandemia al estado de Nueva York.
Este aviso sigue engrosando la ‘lista negra’ de ahora 45 estados que requieren que las personas que han viajado a Nueva York desde áreas con una extensión comunitaria significativa se pongan en cuarentena durante 14 días.
Así están las ‘zonas calientes’
2,48% es la tasa de infección por COVID-19 en la Gran Manzana hasta este martes.
5, 8% a 3,5% descendió el promedio de pruebas positivas de coronavirus registrada en las áreas bajo vigilancia en Brooklyn en los últimos siete días.
4,1% a 2,5% fue la reducción en Kew Garden y Forrest Hill en Queens
3,2% a 1,8% fue el descenso de la curva pandémica en Far Rockaway en Queens.
60 hospitalizados en NYC por complicaciones con el virus, casi la totalidad en localidades con restricciones.
@eldiariony