Reuters
Uno de los medicamentos con el que Donald Trump fue tratado del coronavirus, y del cual se sintió tan satisfecho que ordenó proporcionarlo a todos los hospitales del país de manera gratuita, fue desarrollado a partir de células humanas obtenidas originalmente de un aborto electivo: una práctica que ha sido denunciada repetidamente por el presidente de EE.UU. y varios de sus partidarios, recoge la revista MIT Technology Review.
Se trata de un cóctel de anticuerpos monoclonales desarrollado por la empresa Regeneron. El fármaco sigue siendo experimental en cuanto a su uso para tratar el covid-19, y su efectividad no ha sido comprobada. No obstante, el inquilino de la Casa Blanca lo calificó como una "cura" contra el coronavirus.
Las células utilizadas para desarrollar el medicamento se conocen como HEK-293T. Se derivaron originalmente a partir de un riñón embrionario producto de un aborto electivo realizado en Países Bajos en la década de 1970. Las HEK-293 son una de las líneas celulares más utilizadas en los laboratorios para una amplia gama de investigaciones.
En concreto, la línea de células HEK-293T ha sido 'inmortalizada', lo que significa que a partir de entonces sus sucedáneos se dividen libremente en el laboratorio y han sufrido cambios genéticos. Así, la portavoz de Regeneron, Alexandra Bowie, señaló que hoy día esas líneas celulares "no se consideran tejido fetal" y que la empresa no usa tal clase de tejidos "de ninguna otra manera". Por otra parte, el desarrollo del cóctel de anticuerpos de Regeneron cuenta con el apoyo de una subvención de 450 millones de dólares por parte de la Autoridad de Investigación y Desarrollo Biomédico Avanzado (Barda) de Estados Unidos.
Desde hace años, la Administración Trump ha adoptado una línea cada vez más firme contra toda investigación médica que utilice tejido fetal de abortos. En 2019, el mandatario detuvo las investigaciones realizadas en tal sentido por científicos del Gobierno, e impuso restricciones a los investigadores académicos que buscan subvenciones de los Institutos Nacionales de Salud para estudios que involucren tejido fetal.
En agosto pasado, una nueva junta creada por el Departamento de Salud y Servicios Humanos votó a favor de retener los fondos de 13 de 14 propuestas relacionadas con ese tipo de investigaciones. Los rechazos se centraron particularmente en las investigaciones que buscan nuevos suministros de tejido fetal proveniente de aborto, y no tanto en las que están en curso e involucran líneas celulares más antiguas, como sería el caso de las que empleó Regeneron.
Por el lado de los científicos, una de las razones que muchos esgrimen en cuanto al estudio de tejidos provenientes de un aborto es la de poder crear nuevas y valiosas líneas celulares.