Mientras la mayoría de las ciudades en distintas partes del mundo se han convertido en fantasmas tras el brote del covid-19, Suecia nunca ordenó cuarentenas ni cierres de la mayoría de los negocios y mantuvo abiertas las esuelas primarias. Todo este tiempo, los suecos han seguido sus vidas con normalidad, charlando en las cafeterías y moviéndose sin restricciones.
El contraste entre la estrategia de Suecia y la de otros países europeos ha sido recibido a un mismo tiempo con admiración y con inquietud, generando polémica sobre si su decisión de mantener la economía a flote fue brillante o si su autor principal, el epidemiólogo jefe Anders Tegnell, perdió la batalla.
Según recuerda la revista Science en un artículo que analiza la respuesta sueca ante el coronavirus, el número de positivos diarios registrados en el país escandinavo cayó desde el máximo de 1.698 del 24 de junio hasta unos 200 casos para principios de septiembre, con un porcentaje de pruebas positivas del 1,2 %, el mínimo.
Algunos especularon que las bajas cifras se deben en parte a las tradiciones veraniegas de los suecos, cuando cientos de miles abandonan las ciudades para descansar en cabañas remotas en lo que equivale a tres meses de distanciamiento social a nivel nacional.
"Los países que usan mascarillas no están lidiando mejor"
Entre tanto, el uso de mascarillas ha sido desaconsejado por las autoridades sanitarias suecas, al sostener que generan una falsa sensación de seguridad, y algunos médicos, incluso, han sido regañados o perdieron su trabajo por presentarse con un tapabocas.
Tegnell sigue defendiendo esta postura. "Lo hemos analizado con mucho detenimiento. Las evidencias [de su eficacia] son débiles", dijo a Science. "Los países que usan mascarillas no están lidiando ahora mismo mejor [con el coronavirus]. Es muy peligroso creer que las mascarillas son un remedio milagroso", agregó.
Sin embargo, en las últimas semanas el número de casos diarios en Suecia volvió a crecer, poniendo en entredicho la aplicación de la teoría de la inmunidad de rebaño al covid-19. El 25 de septiembre se reportaron 633 nuevos contagios, al tiempo que en Estocolmo las cifras prácticamente se triplicaron en dos semanas, aumentando desde 344 positivos en la segunda semana de septiembre hasta 967 de la semana pasada.
Los datos para mediados de junio mostraron que solo el 12 % de los residentes de Estocolmo —mucho menos del 40 % pronosticado por Tegnell para finales de mayo— y entre el 6 % y 8 % de la población del país tenían anticuerpos.
El experimento sueco ya está dando marcha atrás y poco a poco va llegando a su fin, indica Science, al recordar que el 1 de octubre las autoridades del país decretaron que quienes tengan casos familiares confirmados deben permanecer en casa durante siete días, incluso si no presentan síntomas, aunque los niños de hasta el noveno grado deberían seguir yendo al colegio.
También aumentó el número de pruebas realizadas, para llegar a dos por cada 1.000 personas al día —casi como en la vecina Noruega, pero solo una cuarta parte de las pruebas realizadas en Dinamarca—, y se levantó la recomendación de no hacer pruebas a los menores de entre 6 y 16 años (a los menores de 6 años todavía no les hacen pruebas, a no ser que estén gravemente enfermos).
El cardiólogo Goran Hansson, secretario general de la Real Academia Sueca de Ciencias, que aboga por el uso de mascarillas y más restricciones ante la pandemia, como cuarentenas obligatorias para los viajeros que ingresan desde zonas afectadas y los contactos de los casos confirmados, sostuvo que los debates sobre la mejor respuesta ante el covid-19 no cesarán, pero no ve "daño permanente" en la estrategia sueca y cree que el país seguirá adelante.
Por su parte, el químico Andrew Ewing, que trabaja en la Universidad de Gotemburgo en Suecia y conversó con la revista, sí se mostró preocupado sobre las secuelas permanentes. Incluso si finalmente resulta que el país desarrolló suficiente inmunidad de rebaño como para evitar una nueva ola del coronavirus, el precio ha sido demasiado alto, señaló. "Me preocupa que los países de todo el mundo van a decir 'Podemos intentar lo que hizo Suecia'. Pero hemos matado a demasiadas personas ya", resumió Ewing.
Al día de hoy, 5.899 personas han muerto en Suecia a causa del covid-19 y se han registrado 100.654 contagios en total desde el inicio de la pandemia, según datos oficiales.
AP