AFP
En el aeropuerto, taxis en fila esperan horas por algún cliente. Frente al Palacio Real, en pleno centro, la plaza está vacía. En Madrid, bajo cierre perimetral por el covid-19, los turistas se desvanecen y el sector hotelero se lleva las manos a la cabeza.
«Si antes apenas registrábamos ocupación en hoteles por las limitaciones de movilidad internacional, ahora hay que añadir unas duras restricciones que no nos permiten alojar clientes de otras regiones de España», afirmó este martes a la AFP Gabriel García Alonso, presidente de la Asociación Empresarial Hotelera de Madrid (AEHM).
García Alonso se quejó de que justo cuando «comenzaba a moverse el turismo, se crea esta confusión», en referencia a las medidas que fueron asumidas a regañadientes por las autoridades de Madrid pero solo tras un duro pulso con el gobierno central, defensor del cierre.
Efectivamente, la orden que dispuso desde el viernes por la noche las limitaciones que impiden entrar o salir de la capital y varias localidades aledañas salvo para trabajar o ir al médico, no especifica nada sobre los turistas.
El Ministerio de Turismo aclaró a la AFP en un correo electrónico que «en los municipios afectados no pueden pernoctar los turistas, pueden pasar si están en tránsito».
«No sé si mi novio que es italiano va a poder venir desde Roma la semana que viene, porque las normas no están claras», se queja a la AFP Elisa Siam, de 24 años, quien llegó el lunes al aeropuerto Madrid/Barajas desde la capital italiana.
«No sé cuándo vamos a poder vernos de nuevo», dice con resignación la joven de 24 años residente en Madrid, al recordar que durante la primera ola de la pandemia estuvieron cinco meses sin reunirse.
– Entrar sin problemas –
De todas maneras, algunos turistas sí han podido llegar por la laxitud de los controles, como Mohamed Marcin, que vino en un avión desde Colonia el sábado. Era una de las pocas personas que paseaban frente al Palacio Real, usualmente una zona muy visitada.
«No tuve ningún problema para entrar» en Madrid, dice este alemán de 26 años, quien afirma que ni se planteó modificar sus planes de viaje para visitar a una amiga hasta el jueves, porque no le tiene «miedo al virus».
Barajas, el principal aeropuerto de España con unos 5,5 millones de pasajeros mensuales en promedio antes de la pandemia, muestra muy baja actividad, con pocos vuelos al día. Los escasos turistas que llegaban este lunes tenían como destino otras regiones de España, según pudo constatar un periodista de AFP.
Los taxis en Barajas se amontonaban a la espera de clientes. «Ahora tienes que multiplicar el tiempo de espera por tres o por cuatro, en diez horas a lo mejor haces dos viajes», dice Teodoro García, un conductor de 68 años, quien cuenta que en 45 años trabajando como taxista «nunca había visto nada igual».
En la ciudad, los hoteleros se muestran cautos en cifrar las pérdidas por las nuevas restricciones pero se resignan a «pérdidas de empleo y cierre de negocios», según Gabriel García Alonso. En Madrid, ya un 70% de los hoteles estaban cerrados y, los abiertos, funcionaban a un 20% de capacidad.
La nueva situación ocurre justo en octubre, tradicionalmente el mejor mes para el sector en un Madrid de otoño agradable. En octubre del año pasado, se contabilizaron 1,18 de los 7,6 millones de visitantes que recibió en 2019 la región capital de España, segundo destino turístico a nivel mundial.
Entre marzo, cuando comenzó el férreo confinamiento en España, hasta agosto, Madrid recibió tan solo 853.000 visitantes, según cifras oficiales.
«La salud está por encima de todo, pero el sector hotelero va a seguir siendo uno de los principales perjudicados», lamenta García Alonso, quien reclama a las autoridades corredores turísticos seguros, unidos a moratoria de impuestos y de créditos para el sector turístico, uno de los principales motores de la economía española.