lunes, 23 de noviembre de 2020

Temen que si hay segunda ola del COVID-19 el Hospital Elmhurst vuelva a ser epicentro de crisis en NYC

 


El Hospital Elmhurst, en Queens, se convirtió en el segundo trimestre de este año en uno de los testimonios más dolorosos que dejó el inicio de la pandemia del COVID-19. Cientos de muertes y miles de personas hospitalizadas, mayormente latinas y negras, vecinos de Corona, Jackson Heights, Elmhurst, Woodside y otros vecindarios de minorías, fueron, según reconoció el propio alcalde, Bill de Blasio y el Gobernador, Andrew Cuomo, la prueba de que el virus atacó de manera desproporcionada a grupos vulnerables. La muerte, la tristeza, el miedo y la angustia, se apoderaron de esa parte de la Gran Manzana por meses enteros.


Y ahora, aunque los casos todavía distan mucho de ser la pesadilla que significaron aquellos días, el fantasma de esa época está comenzando a resurgir entre los vecinos del Hospital Elmhurst. La llegada del invierno a la vuelta de la esquina, los contagios de COVID-19 aumentando, las hospitalizaciones diarias llegando al 44.2% del tope puesto por las autoridades de salud para hacer sonar las alarmas en los centros asistenciales y un promedio de 1,057 nuevos casos diarios, casi 100% más de la cifra considerada como manejable, tienen preocupados a muchos. El promedio de contagios del último día pareció alentador, con 1.68% de casos nuevos, pero el promedio general de los últimos 7 días continúa en 2.77%


Así lo confiesa María Idrobo, quien vive en Jackson Heights hace más de 12 años, y quien asegura estar muy inquieta al saber que los contagios están subiendo. Su “peor sueño”, según confiesa, es que el Hospital Elmhurst vuelve a ser el “epicentro de la muerte de gente pobre”.



“La verdad me da mucho miedo pensar en que esto se puede volver a poner con en abril o en mayo. No solamente por uno y su familia, sino por la gente de por acá que ya se murieron muchos y uno no ha de querer ver más tristeza que no se aguantaría”, aseguró la madre de familia, originaria de Cuenca, Ecuador, sacando el positivismo a flote. “Espero que Diosito nos ha de ayudar y ha de frenar los contagios y que pronto nos pongan la vacuna a todos para que este hospital no vuelva ser un cementerio“.


El mismo temor lo admite Raymundo Lozano, quien sentado en una de las banquetas al lado del hospital, aseguró que la pandemia lo convirtió desde hace mucho en un desempleado más y pensar en que su salud se deteriore y termine internado en el hospital, lo pone intraquilo.


“Yo no sé si ellos aquí puedan con tanto enfermo si esto se vuelve a empeorar. Hacen lo que pueden, pero la verdad si preocupa que se desborden los casos y no puedan con todo”, dijo el mexicano. “Mejor evitar eso y usar nuestras máscaras y mantenerse uno sano”.


Activistas y organizaciones comunitarias de la zona no solamente temen que una segunda ola del COVID pueda mostrar de nuevo la desproporción de muertes y contagios que se vio en el Hospital Elmhurst y otras partes, sino que urgieron al gobierno estatal que les eche la mano a los más afectados en varias de sus necesidades, entre ellas su acceso a servicios médicos y hospitalarios.


@eldiariony