miércoles, 9 de diciembre de 2020

Nueva evidencia de que China ocultó la existencia del COVID-19: un nuevo estudio detectó la enfermedad en un niño italiano en noviembre de 2019

 


El coronavirus circulaba en Italia desde finales de noviembre de 2019, determinó un nuevo informe publicado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU (CDC), dando peso a otros estudios que han sugerido una aparición más temprana de la enfermedad en Europa.


Las pruebas mostraron que un niño de cuatro años del área de Milán contrajo un síndrome respiratorio de coronavirus agudo severo a principios de diciembre de 2019, unos tres meses antes de que se identificaran los primeros casos de COVID-19 en el país, según el informe. Los síntomas se confundieron con un caso de sarampión.


El análisis se llevó a cabo de forma retroactiva en muestras de pacientes que posteriormente resultaron negativas para el sarampión. La del niño en cuestión mostró un resultado positivo para covid-19, según el reporte de los investigadores del Departamento de Ciencias Biomédicas para la Salud de Milán.


Los nuevos hallazgos, que confirman otros estudios, desplazan la fecha de inicio del brote: tuvo lugar a finales del otoño boreal de 2019 y no a finales de febrero, cuando se confirmaron los primeros casos en el continente en la ciudad de Codogno, en el norte de Italia.


En tanto, otro estudio publicado en junio concluyó que el virus estaba presente en los sistemas de alcantarillado de Milán y Turín en diciembre, lo que constituyó otra prueba de que la enfermedad se estaba propagando por el mundo mucho antes de que China reconociera el brote.


La responsabilidad de China


Diversos informes han acusado a China de encubrir la existencia de la pandemia en sus primeras etapas, negando así a otros países el tiempo necesario para prepararse para la ola de contagios.


Un reporte del Journal of Emerging Infectious Diseases señala que una “propagación a largo plazo y no reconocida” del virus explicaría por qué el brote fue tan devastador para Italia en febrero y marzo.


La oficina de la OMS en China recién fue informada el 31 de diciembre sobre una misteriosa neumonía que había enfermado a 44 personas en Wuhan. Y el 5 de enero la OMS seguía diciendo que no había “ninguna evidencia de transmisión significativa de humano a humano” del virus. En enero se confirmó por primera vez que el virus se había extendido fuera de China, cuando se descubrió que una mujer de 61 años estaba infectada en Tailandia. China siempre ha negado las acusaciones de encubrimiento.


De hecho, en los últimos días Beijing ha intentado instalar una nueva narrativa sobre el origen del virus: ha dicho que la enfermedad no - no nació en Wuhan, provincia de Hubei, sino que se originó en otras latitudes y otros países que lo exportaron a esa región. Más precisamente, aseguraron que el virus que provoca la enfermedad COVID-19 fue transportado por paquetes de alimentos congelados que fueron exportados hacia allí.


El gobierno del primer ministro Giuseppe Conte confirmó los primeros casos en Italia el 30 de enero, cuando dijo que dos turistas chinos habían dado positivo a la enfermedad. Mattia Maestri, el primer caso conocido de transmisión doméstica de coronavirus en Italia, fue diagnosticado el 21 de febrero y no había estado en China ni había estado en contacto con un caso conocido.


EFE