martes, 16 de febrero de 2021

Bill Gates dijo que los países ricos sólo deberían comer carne sintética

 


REUTERS

Bill Gates instó a las naciones ricas a completar una transición alimentar que las lleve a consumir “carne 100% sintética” en las próximas décadas para abordar las emisiones de gases de efecto invernadero que impulsan el cambio climático global.


La recomendación del magnate y filántropo estadounidense es una de las varias contenidas en su nuevo libro “Cómo evitar un desastre climático”, que sale a la venta hoy en una veintena de países. En este trabajo el fundador de Microsoft ofrece una hoja de ruta para reducir a cero las emisiones, una meta que considera factible, pero que requerirá grandes avances tecnológicos.


El mensaje de Gates es a la vez optimista -frenar el calentamiento global en las próximas décadas es posible- y realista -harán falta enormes progresos tecnológicos y mucha voluntad política-. Entre ellos, desarrollar y hacer económicamente convenientes alimentos con un impacto ambiental menor, como la carne sintética.


“Creo que todos los países ricos deberían pasar a la carne 100% sintética”, dijo Gates en una entrevista sobre el tema con la revista MIT Technology Review.


Las vacas criadas para la carne son una de las principales fuentes emisoras de metano, un gas de efecto invernadero que ha alcanzado niveles récord y podría causar un aumento de las temperaturas de hasta 4 grados para fines del siglo, según una investigación publicada en julio pasado por el Global Carbon Project de la Universidad de Stanford.


Gates describió el problema del ganado como “muy difícil” y señaló que incluso los compuestos que reducen las emisiones de metano no eran suficientes.


El fundador de Microsoft señaló una empresa, Memphis Meats, que ya fabrica carne sintética a nivel celular para abordar este problema, pero dijo que “no creo que [la técnica de fabricación de carne sintética] sea alguna vez económica”.


Sin embargo, agregó, empresas reconocidas como Impossible Meat and Beyond Meat “tienen una hoja de ruta de calidad y una hoja de ruta de costos, que las hace totalmente competitivas”.


Si bien estas empresas representan menos del 1% del suministro mundial de carne, Gates dijo que podrían abrir un camino para abordar el problema.


“Uno puede acostumbrarse a la diferencia de sabor, y aseguran que harán que sepa aún mejor con el tiempo”, agregó Gates.


Por otro lado, el fundador de Microsoft dijo que los 80 países más pobres del mundo seguirán comiendo carne animal debido a que la carne sintética será demasiado costosa para ellos.


Años de estudio


Gates comenzó a interesarse por el cambio climático hace aproximadamente dos décadas y llegó al tema de forma indirecta, al estudiar la relación entre la falta de suministro eléctrico y la pobreza que veía en sus viajes a países en desarrollo de la mano de su Fundación.


Poco a poco, tras muchas conversaciones con expertos y científicos, explica que llegó a la conclusión de que el desafío para el mundo era aún mayor: no se trataba sólo de generar más electricidad para que los desfavorecidos prosperen, sino de hacerlo sin emitir más gases de efecto invernadero.


Su conclusión es que para evitar un desastre es necesario alcanzar las cero emisiones netas y para ello, hará falta impulsar herramientas ya existentes como la energía solar y la eólica o la captura de carbono, pero además desarrollar nuevas tecnologías.


Estas, avisa, no se pueden limitar sólo a ámbitos como la generación de electricidad y el transporte, sino que deben transformar muchos otros sectores como el agroalimentario, el de la producción del cemento o del acero.


Una revolución tecnológica


Y para ello, insiste, el mundo necesita un plan, una hoja de ruta que permita llegar a las emisiones cero para 2050 y a la que espera contribuir con su libro.


“Tenemos que movernos a una velocidad de cambio de la economía física que no hemos visto en ningún momento de la Historia”, explica Gates, que para ello ve absolutamente imprescindible que la ciencia logre un avance “radical”.


Así, considera que la seriedad de los países en su lucha contra el cambio climático podrá medirse en buena parte en función del dinero que destinan a investigación y desarrollo, pues sin esos progresos tecnológicos el mundo está destinado al fracaso.


Mientras, asegura que el creciente interés en el cambio climático que se ha visto desde 2015, sobre todo liderado por los jóvenes, es el gran activo con el que cuenta la comunidad internacional.