Santo Domingo.- La joven Yocairi Amarante, quien fue rociada con ácido del diablo en septiembre del pasado año y cuyo rostro quedó desfigurado, manifestó que la mataron en vida. Su mayor sueño es ser azafata, sin embargo, indica que las condiciones económicas la limitan a realizarlo.
A pesar de que perdió la visión de su ojo derecho y que pudiera perder la del izquierdo, tiene la esperanza de que cuando se recupere retomará sus estudios para concluir la secundaria y complementarlo con Contabilidad para poder administrar un salón de belleza que quiere instalar.
Mientras se va recuperando lentamente, la joven de 19 años y madre soltera de una bebita, está concentrada en la búsqueda de un local para poder instaurar su negocio, aunque carece de recursos económicos, guarda la esperanza de que lleguen las ayudas que le han prometido varias instituciones y personalidades, muy especial, la del empresario Santiago Matías (Alofoke), quien le garantizó que se encargaría del mismo.
En tanto que, Yocairi dijo a elCaribe que se siente agradecida de la empresa donde laboraba (una tienda de chinos) antes de ser atacada con el ácido, debido a que han continuado pagándole su salario, con el cual ha podido pagar su tratamiento, a parte de algunas ayudas que ha recibido de organizaciones como Jompéame.
Ya mi hija me acepta
Yocairi quien reside junto a una hermana suya en el sector Mejoramiento Social, del Distrito Nacional, también se siente feliz debido a que su hija, quien la había rechazado al ver su rostro desfigurado, ya la acepta y hasta duerme con ella.
“Me da besitos y de todo, antes no se me acercaba, el primer día que me vio dijo ¡ay un cuco!, pero ya ella me quiere”, expresa con mucha alegría.
Tres presos por el caso
Por el caso, acusan a Willy Antonio Javier Montero, expareja de Yocairi, de haber pagado por el atentado. También acusan a Pedro Alexander Sosa Méndez y Joan José Feliz (Pinocho), de haber ejecutado el crimen por dinero. Los tres guardan prisión preventiva en la cárcel del 15 de Azua.
“Yo espero que las autoridades hagan justicia, que ellos paguen por lo que me hicieron porque esto es una muerte en vida”, expresa la joven quien contempla con nostalgia su rostro en una foto que se había hecho justo dos días antes de que la rosearan con el ácido.
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