sábado, 21 de mayo de 2022

Por la pandemia, la ansiedad y la depresión aumentaron más del 32% en América Latina


 Entre febrero y marzo de 2020 los países de América Latina empezaron a diagnosticar los primeros casos de personas que se habían infectado por el coronavirus. En ese momento, se desconocían varios de sus síntomas y las más de 200 secuelas que la infección puede producir. Tampoco había certezas sobre su modo de transmisión y poco después se descubrió que la vía principal es por el aire. No había vacunas efectivas ni tratamientos específicos como existen ahora. Entre tanta incertidumbre, los niveles de ansiedad y síntomas depresivos se dispararon hacia arriba.


Se estima que el trastorno depresivo mayor y los trastornos de ansiedad han aumentado en América Latina y el Caribe en un promedio de 35% y 32%, respectivamente por la pandemia, según informó a Infobae Renato Oliveira e Souza, jefe de Salud Mental y Uso de Sustancias de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).


En base a diferentes estudios que se han realizado en la región, el doctor Oliveira e Souza señaló que “la pandemia está teniendo un impacto perjudicial en la salud mental de la población general. Las altas tasas de angustia psicológica, ansiedad y depresión son las manifestaciones más frecuentes reportadas”. También expresó que hubo “aumentos repentinos en la violencia doméstica y el uso de sustancias, que son ambos factores de riesgo para problemas de salud mental”. Esos factores se han reportado desde el inicio de la pandemia.


El impacto sobre la salud mental afectó más a algunos grupos de la población. “Se han documentado tasas más altas de síntomas de salud mental en trabajadores de salud y de primera línea, personas más jóvenes, personas con afecciones de salud mental preexistentes, personas diagnosticadas con COVID-19, minorías raciales y étnicas y aquellos de menor estatus económico y niveles educativos”, comentó el funcionario desde Washington.


Se considera que una persona tiene síntomas de depresión, cuando se siente desanimado, deprimido o sin esperanza, y con poco interés o placer en hacer las cosas. En el caso de la ansiedad, se produce cuando la persona se siente nerviosa o al límite e incapaz de dejar de preocuparse o incapaz de controlar la preocupación, explicó a Infobae Tomás Caycho-Rodríguez, investigador de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Privada del Norte, en Trujillo, Perú.


Caycho-Rodríguez es uno de los coautores de otro trabajo que fue publicado en la revista Frontiers in Psychology. El estudio fue realizado en Perú, Colombia, Paraguay, El Salvador, México, Uruguay, y Argentina. El 43% de los 4.881 participantes presentó ansiedad leve, el 17,20% ansiedad moderada y el 8,30% ansiedad severa. En cuanto a los síntomas depresivos, el 41,30% presentó síntomas mínimos de depresión, el 31,20% depresión leve, el 15,20% depresión moderada, el 7,60% depresión moderadamente severa y el 3,90% depresión severa.


También el investigador Caycho-Rodríguez llevó a cabo otro trabajo con un equipo que comparó la población de 12 países de América Latina, según una escala de ansiedad relacionada con el COVID-19. Fue publicado en la revista Current Psychology. “La mayoría de las diferencias fueron insignificantes o pequeñas, pero algunas de ellas fueron de tamaño moderado. Específicamente, la Argentina obtuvo puntajes más bajos de ansiedad que Bolivia y El Salvador. Uruguay presentó puntajes claramente inferiores a Bolivia, Ecuador, El Salvador, Guatemala y Perú”, afirmó el investigador.


“Se observa que tras la hecatombe inicial de 2020, los síntomas de ansiedad y depresión se fueron reduciendo. La incertidumbre y el miedo fueron disminuyendo. Pero no hay que pensar que los problemas hayan desaparecido. Se estima que incluso después de la pandemia puede haber más problemas por trastornos mentales que habrá que tener en cuenta”, subrayó el psicólogo Caycho-Rodríguez.