Quienes nacimos y nos creíamos en Santiago, conocemos o hemos escuchado hablar de las virtudes de empresario José Armando Bermúdez, cariñosamente Poppy.
*
Como se desvelaba porque Santiago tuviera cosas productivas y un propulsor de los deportes.
*
De su mente adelantada salió el Campo de Golf Las Aromas y el estadio de softbol donde se jugó la final de Santiago 86.
*
Su empresa no solamente patrocinaba equipos, sino que tenía equipos. Verbigracia, Ron Palo Viejo, Bermúdez en la pelota amateur y los Piratas de Bermúdez con sus famosos viajes a Nueva York.
*
Para ver a Poppy no había que ir a su oficina, porque él andaba en los barrios de Santiago, solo y manejando su carro.
*
Me inspira esta columna, una expresión que escuché en un semáforo y que pensé que era cosa que de viejos y no de la nueva generación.
*
El señor estaba ofreciendo aguacates y cuando la muchacha preguntó el precio, la respuesta fue, “100 pesos”.
*
La respuesta de la dama me sorprendió, “Yo no soy hija de Poppy Bermúdez”, dijo, indicando que estaba caro.
*
Le miré la cara porque pensé que se trataba de una persona mayor, pero no, era una joven y me pregunté ¿Cómo conoce esa expresión?
*
Y es que esa es una frase acuñada en Santiago cuando se regateaban los precios de algo que se iba a comprar.
*
¡Ponte en precio que no soy hijo de Poppy! ¡Tan caro, tú crees que yo soy hijo de Poppy! Son expresiones comunes en Santiago.
*
Una vez compré unos zapatos por 10 pesos y cuando llegué a mi casa y lo mostré, mi hermana me dijo, “Tú serás hijos de Poppy Bermúdez”.
*
Parece ser, que los hijos de Poppy no deben regatear precios, así que si en un semáforo, Domingo y José Armando Bermúdez o César Hernández, preguntan por el precio de un aguacate, no tema en decirles que son 200 pesos, que esos si son, hijos de Poppy.
POR TUTO TAVARES CARTELDEPORTIVO