La designación de Ángel Hernández como ministro de Educación fue muy bien acogida en el sector, que le conocía una trayectoria larga y fructífera. Estaba claro que el Minerd necesitaba un hombre tranquilo al frente.
Los escándalos financieros de las últimas gestiones (en plural) siguen su curso: unos ya en tribunales, otros en investigación por la Pepca. Muchas licitaciones, principalmente las de dispositivos electrónicos y de libros de texto, fueron impugnadas y envuelven cifras de dinero mareantes.
La última gran decisión del ministro, sin embargo, ha causado sorpresa y levantado dudas. Cierra el capítulo de comprar los libros de texto de la educación pública a las editoriales especializadas y crea una Unidad Editorial interna que junto a las academias, particulares y universidades deben realizar los textos escolares.
-¿Por qué decidió crear esta Unidad interna?
Hay una primera razón económica. Es un costo muy alto para el Minerd y para el país pagar unos libros tan caros, es un costo cercano a los 5.000 millones de pesos. Creo que el ministerio puede hacer unos textos con más calidad y a un precio más razonable: tal vez unos 600 millones de pesos.