viernes, 6 de enero de 2023

El 2023 será sombrío para la economía dominicana

 


felipe.ciprian@listindiario.com

Santo Domingo, RD

Difícilmente la economía dominicana pueda escapar ilesa a la recesión, pérdida de empleo y fuga de capitales que se le viene encima este año 2023.


A pesar del optimismo elocuente y perenne que quieren insuflar los funcionarios públicos para que los consuma la población como esperanza, la realidad –y sobre todo, la perspectiva– no es nada buena.


Pueden seguir propagando los “récord” del desempeño económico, pero dudo mucho que los pequeños, medianos empresarios y gerentes que tienen los pies en la tierra –salvo los grandes favorecidos con el pastel que generosamente reparte el gobierno–, se coman esas remedas.


La propaganda oficial dice, más o menos: Recaudaciones récord en Aduanas, Impuestos Internos y Tesorería.


El Banco Central publica: Economía crece en el año 5%. Gran empuje de los sectores Turismo, Zonas Francas y Remesas. ¡Gran cosa!


Se les olvidan otros récords: Casi 15,000 millones de dólares en nuevos endeudamientos, lo que explica que el Banco Central tenga reservas en divisas superiores a los 14,000 millones de dólares.


¡Pues claro que tienes muchas reservas si cogen la misma cantidad prestada y la inversión pública en infraestructura está en mínimos históricos!


Si la situación es tan boyante para el Banco Central, ¿por qué no paga ahora –right now- los 900,000 millones que debe por el rescate de los bancos quebrados en 2003?


¡Paguen ese dinero y dejen que la pujante economía dominicana, una de las de mayor crecimiento en América, siga demostrando que es resiliente!


Joyas de la corona


Seamos cívicos y hablemos claro: El crecimiento del turismo, zonas francas y remesas constituyen “un gran aporte al país” solo por tres razones. Porque dan empleo, fomentan exportaciones y dinamizan el comercio.


Pero ¿cuánto pagan de impuesto las empresas turísticas, de zonas francas y las remesas? ¡Ni un centavo!


En esos sectores pagan impuestos los empleados de los hoteles y empresas de zonas francas, tanto sobre la renta como Itebis, pero las ganancias y las importaciones de materias primas ¡Están exentas!


Es un modelo perfecto para que el Estado subsidie a las empresas de los sectores “más pujantes de la economía” y esquilme con impuestos a sus trabajadores y consumidores.


Si esos son los sectores pujantes de la economía y las ganancias no pagan impuestos, ¿con qué va el gobierno a pagar la deuda pública?


¡Con nuevos préstamos a mayor tasa de interés en un círculo vicioso que acabará explotando la burbuja a mediano plazo!


Es un sistema odiosamente desigual: El gobierno se endeuda para mantener la “estabilidad macroeconómica”, invierte en infraestructura para el turismo y las zonas francas, pero quienes ganan dinero por el éxito del modelo no pagan impuestos, en cambio, sus trabajadores sí.


Y ahí me sale un experto diciendo que la relación PIB-deuda está en niveles soportables.


¡Falso! Cualquier negocio personal es un riesgo cuando los gastos exceden a los ingresos y hay que sustentarlos con endeudamientos, peor aun, con deudas para pagar intereses de deudas.


Los ingresos del gobierno no pueden sustentar la deuda y mucho menos, la deuda y los gastos corrientes y de capital.  ¿Cuál es la racionalidad?


Fuga de divisas


Desde que el Banco Central comenzó a subir las tasas de interés diciendo que buscaban retirar circulante para enfrentar la inflación, afirmé y está escrito en el Listín del 4 de febrero de 2022 que la verdadera causa era evitar la fuga de capitales y proteger los bancos ante los aumentos de tasas de la Reserva Federal de Estados Unidos.


Es lo que ha pasado desde hace 11 meses, pero ahora la situación es diferente.


Es muy probable que la fuga de capitales comience a ser una realidad ineludible en los próximos meses por la combinación de varios factores.


El primer factor es que la Reserva Federal está decidida a mantener su tasa de interés en 4,50% durante el año 2023, porque la inflación no ha bajado.


A pesar de que el Banco Central de la República Dominicana duplicó en diez meses la tasa –de 4,50% a 8,50%, y tampoco ha logrado bajar la inflación, es obvio que no podrá seguir subiendo la tasa de interés.


¿Qué va a pasar? Muy sencillo. Si no sube la tasa de interés –y dudo que lo haga- y se mantiene el actual nivel de circulante, el dólar seguirá subiendo frente al peso, lo que significa que capitales y ahorros van a buscar mercados más seguros y competitivos para ese dinero-bienes.


Con el dólar subiendo, los precios van a escalar porque las importaciones se hacen con dólares y la inflación seguirá su curso y en el mejor de los casos, ningún precio bajará.


Si el Banco Central se decide a subir las tasas, el costo de la producción también aumentará y los precios no podrán seguir altos, sino más altos, lo que significa que las amas de casa no comprarán el plátano y el pollo caros, sino muy caros.


Y el año preelectoral monta su propia presión.


Estamos en una trampa de ratones albinos, con escasa visión.


Carabina vacía


Si fuera por palabreo y promesas grandilocuentes del gobierno, este país fuera un paraíso inigualable, digno de imitar por Suiza, Turquía o Canadá.


Pero las palabras-promesas se quedan en el vacío cuando se las somete a la confrontación con los hechos.


¡A construir se ha dicho!


En un Consejo de Ministros –en este país un ministro hace lo que diga el Presidente, no lo que se planifica a largo y mediano plazo- reunido el 22 de diciembre 2022 en el Palacio Nacional, el gobierno de Luis Abinader y el Partido Revolucionario Moderno (PRM) acordó “intensificar la inversión de capital en rubros vinculados a la construcción”.


Según el ministro Paliza, eso se hará con el objetivo de “estimular aún más el crecimiento económico del  2023 que se estima será de 4.5%; también uno de los mayores de la región latinoamericana”.


¡Excelente! Esas son las palabras. Veamos ahora los presupuestos para concretar esas “intenciones”.


Para el año 2022, el presupuesto de inversión fue de aproximadamente RD$165,000 millones, de los que ejecutó apenas el 60%, sin entregar una sola obra de significación para el desarrollo del país.


Con un presupuesto para 2023 que tiene un monto superior a los RD$100,000 millones, el gobierno mandó al Congreso a que le aprobara tan solo RD$155,000 millones para inversión (obras).


Entonces, ¿si en 2022 el gobierno no supo cómo ejecutar el presupuesto para inversión y tal vez por eso pide uno con RD$10,000 millones menos, cómo es que el Consejo de Ministros promete un ‘boon’ de obras en 2023 para dinamizar la inversión?


Este país da pena por partida doble: Su gobierno muestra una incompetencia magistral y la oposición –aterrorizada por un ministerio público independiente bien enfocado en ellos- se limita a colocar twitter y a hacer conferencias de prensa.


¡Pobre país! Cada día más oscuro y con un futuro siniestro por comisión y omisión. En el Listín no puedo decir la palabra exacta, certera y dibujante, porque respeto a sus ejecutivos, dueños y sobre todo, a los lectores.


¡Avemaría purísima, sin pecado concebido, el hijo de Dios!