Para que un partido político sea verdaderamente democrático debe tener grupos internos organizados y tendencias disidentes; líderes ideológicamente diversos en acción permanente; debates abiertos sobre los temas nacionales; agrupamientos sectoriales que expresen las aspiraciones más sentidas y urgentes; voces claras que expongan a lo público sus diferencias con los altos jerarcas y, sobre todo, que no se reprima a nadie por pensar diferente…(De ahí que sea saludable para el PRM emular al viejo PRD, del que procede, y que permita que tanto Guido Gómez Mazara como Ramón Alburquerque accionen libremente).