Fíjense bien: Haití, país entrecomillado, no tiene Gobierno (sólo un “primer ministro” sin idea de lo que hay qué hacer); Haití no tiene ejército (sólo una “policía nacional” que nadie sabe para qué sirve); Haití no tiene instituciones que funcionen (ni siquiera hospitales para que paran sus mujeres); Haití no tiene partidos, ni de izquierda ni de derecha, que debatan sobre sus grandes problemas (de ahí que es sumamente difícil que la solución se dé en Haití, como quiere Abinader)…En fin, Haití no existe. Lo que tenemos al l ado es la amenaza de millones de desesperados que miran hacia acá como la más cercana posibilidad de salvarse.