sábado, 27 de abril de 2013

Tiene el lujo de un Alcalde que vive en Medio de un campo de golf alejado de las miserias del municipio

Por JOSE BAEZ GUERRERO


Santo Domingo tiene el lujo de un alcalde que vive en medio de un campo de golf alejado de las miserias del municipio donde manda. Su pasión por este aristocrático deporte es tan notoria que la revista Golf Digest –en su edición criolla, ¡no vayan a espantarse!- le dedica  un simpático reportaje con unas fotos que recuerdan sus raíces como cómico de la televisión.


Pero si uno no se hace pipí de la risa al ver el cuadre del flamante ejecutivo municipal al posar como consumado golfista, la lectura de la pieza resulta mejor que cualquier remedio contra el estrés. ¡La verdad que Roberto aún sabe hacernos reír!


Por ejemplo, le preguntan “cuál anécdota puede contar acerca de su rol como alcalde y golfista”. Y Salcedo responde: estaba con el alcalde de Miami y alguien le pregunta cuál es su “hándicap” a lo cual Roberto dice “que está entre un seis y un siete”. Y su asombrado interlocutor le responde: “No lo diga mucho, señor alcalde, porque ¡el hándicap es proporcional a las horas de trabajo!”. La asombrosa confesión del alcalde tiene mayor significación porque su afición por el golf es cuestión relativamente reciente; cuando andaba voceando “fuíquiti, fuíquiti” en la televisión no se le conocía esa pasión deportiva.



En el golf cada participante trata de mejorar su desempeño al golpear una pelotita con un palo hasta hacerla entrar en un hoyito. 
A menos golpes o palos mejor puntaje. Modernamente, las raíces del golf están en Escocia; se conoce una prohibición del juego en 1457 por el rey James II, puesto que distraía a los caballeros de sus prácticas de tiro con arco y flecha. 



Se cree que el golf se originó con pastores que golpeaban bostas de ovejas a ver cual llegaba más lejos…



El alcalde de Santo Domingo revela que el golf es “la esencia” de su vida y que no sólo dedica al juego los sábados y domingos, sino que también se da sus escapaditas ocasionales en días de semana, cuando se “pasa de cuatro a cinco horas en un campo de golf”. 



Le gusta visitar ciudades del extranjero porque lo invitan a jugar golf. ¿Y su campo favorito?: “En España, El Negro, club de campo de Madrid”.
El título del artículo de Golf Digest es “un alcalde golfista”. ¡Vaya si lo es!