El artista latino número uno del momento, quien llegó procedente de Nueva York, con escala en Londres, arribó a la capital española a eso de las 2:1o de la tarde. Lo acompañaban su jefe de seguridad y su estilista personal, Luis Chanel.
Romeo, quien lucía unas gafas oscuras, una viscera a medio lado, pantalones vaqueros y chaqueta negra, fue recibido por los promotores de su gira en España, José Coedo, Jairo Criado y la persona que cuida al detalle sus finanzas y que nada le falte, Amelfis.
El cantante apenas salió del control de inmigración abordó como un rayo una camioneta vans de color gris que lo transportó a toda prisa al hotel Iberostar, donde sin esperar un segundo subió a su habitación ubicada en el piso más alto de la torre.
José Coedo, propietario también de la cafería Sara, le tenía preparado en su habitación una de las comidas preferidas del bachatero, picapollo y la famosa bandera domicana (un plato conformado de arroz, habichuela y carne).
Según Luis Chanel, su mano derecha y hombre de confianza, Romeo nunca sale del hotel. “Lo que hacemos es jugar a la Play Station con algunos miembros de la banda”.
