La siquiatra puertorriqueña Rose Emily Nina Estrella sostiene que el hombre maltratador viene con una predisposición genética para agredir, y la mujer víctima, a consecuencia del maltrato, genera cambios en el sistema nervioso central que le impiden defenderse. La doctora Nina Estrella planteó que siempre se ha estudiado el fenómeno de la violencia de género desde teorías sustentadas en trastornos de la personalidad como: problemas de individualidad e historia de vida, dinámicas familiares, parejas disfuncionales y elementos socioculturales. Sin embargo, se ha obviado un factor importante, las causas biológicas.
Al respecto, señaló que estudios de varias universidades dan cuenta de que en el cerebro del hombre agresor hay cambios anatómicos, como alteraciones en la corteza prefrontal, hiperfunción en el área septal, relativas a lo primitivo, lo salvaje y el placer; en el hipocampo, que tiene que ver con la memoria; en la cabeza del núcleo caudado, la amígdala lateral, que controla la conducta y en el tálamo, mientras que se registran alteraciones de la corteza del lóbulo anterior del cerebelo y los núcleos fastigiales.
Pese a que genéticamente el cerebro de una mujer y un hombre son un 99% iguales, difieren en un 1%. Los contrastes se registran en que mientras los hombres están instintivamente programados para tener reacciones de peleas, violentas y de huida, las mujeres no huyen ante la violencia y datos prehistóricos describen que han soportado el maltrato con tal de proteger a sus hijos.