Aristófanes Urbáez
Honorables funcionarios:
Me curo en salud: ni me opongo a la reforma y transformación del sistema penitenciario, porque tengo más de 30 años sosteniendo que las cárceles son antros de perversión, corrupción y degradación contrarios a la dignidad humana, que en vez de rehabilitar a los internos, los convierten en seres humanos peores y degradados; que es una injusticia (sobre todo con los pobres), y un bandidaje que han hecho ricos a muchos degenerados y sicofantes que fingen muy bien presentándose como ciudadanos impolutos.-
2.- Plan seguridad
Mal podría oponerme al Plan de Seguridad Democrática, si nuestra lucha de todos los días es por un país decente. Y además, mi voto de conciencia y de los míos, han sido por los gobiernos que han puesto en práctica esos procesos. Lo que realmente me incomoda es que ustedes y sus cortes tienen dos problemas: primero, saquean la realidad y los hechos históricos queriéndole atribuir al simple hecho de la pobreza lo que tiene otra causa: la droga, hecho fundamental de la desintegración familiar. En esta semana he leído en la prensa extranjera de la muerte de un candidato presidencial en Panamá y la infiltración del bajo mundo y el lavado en toda la sociedad; corrupción en Egipto, Siria, La India, Nigeria, China, Brasil, en todos los países latinoamericanos, incluido Chile (el de menos), así como en todas las exrepúblicas soviéticas y en la Zona Euro.
No negamos la corrupción aquí, pero cuando un supuesto abogado de una cosa llamada “Adoco”, dice que lo importante no es que el senador Félix Bautista tenga “sus papeles en orden, sino que explique el origen de sus bienes”; yo lanzo el siguiente reto: que los miembros del PRD, PRSC, “sociedacivil” y la “izquierda burra” y chinchorros políticos, digan dónde, en que mina, en encontraron el bienestar que exhiben. Los peledeístas también. Yo no apoyo corruptos, pero solo gente del jaez de unos tales Cruz Pichardo y L. Abinader, afirmen que “los gobiernos del PLD han sido los más corruptos de la historia del país”, demuestra que no se ven las orejas de jumentos, o que expliquen, aunque sea precariamente, qué hizo su partido las veces que fue gobierno. Ese es un tupé propio de gente que cree que los demás andamos con taparrabos.
3.- Pero en el caso de ustedes, Monchy y Domínguez Brito, quiero decirles que dejen el “teatro”, porque por H o por R, no es verdad que en la inseguridad ha disminuido. Ha crecido. ¡Todos somos paranoicos, mirando hacia atrás porque los atracadores (que matan por nimiedades), y pese al reforzamiento de las FFAA, andan por sus fueros! No sé dónde ustedes duermen, pero en los barrios de este país no se duerme con las correderas diurnas y nocturnas: ladrones con alicates, sierras, patas de cabras, cizallas, pistolas, fusiles, y cuando instrumento sirva para desarrajar bancas de lotería, colmados, ferreterías, casas de empeño, cabezas, cogotes, etc. Las tandas universitarias de 6 a 10 de la noche se han quedado vacías, pues en un segundo eres víctima de un atraco, te hieren o te matan. La PN los agarra, pero el Código Procesal Penal (lo he escrito mil veces con ésta) es el “bajadero” para la venalidad judicial y la “búsqueda” de grupos diversos que han encontrado en él un medio de vida, como es el caso de los agentes podridos de la misma Policía y las FFAA. Pese a la voluntad férrea del presidente Danilo, no hay una sola familia en el país que no haya sido objeto de un atraco o acto delincuencial, incluyendo los tres presidentes vivos. Vale el esfuerzo, tipo New York, para que los policías hagan vida y patrullen en sus barrios, donde se pechan y conocen los delincuentes, pero no digan que en este país hay seguridad. La habrá más que en Venezuela u Honduras (100 periodistas y homosexuales muertos sin que nadie caiga preso), pero no le digan al Presidente que “estamos seguros”.