Ha correspondido a los Tigres del Licey reclamar atención a los scouts y ejecutivos del béisbol de Asia que han invadido los estadios del país buscando personal para sus respectivas ligas. Esas prácticas se han expandido los últimos años, y se ha hecho frecuente recibir noticias de que tal pelotero no continuará jugando aquí tras firmar con un equipo de Japón, por ejemplo.
Es prudente el llamado del equipo azul porque se trata de una situación que necesita y merece atención. De un lado, tenemos que el pelotero dominicano o del Caribe se va al béisbol asiático porque allí gana un dinero grande, en comparación con los “chelitos” que les pagan en su país.
Cuando digo “chelitos” quiero decir que un jugador de renombre puede ganar entre 12-15 mil dólares en RD, y de repente vienen los japoneses y le ofertan 1 millón de dólares, libres de impuestos, por una temporada completa allí. La diferencia es notable, y de ahí que el jugador ejerza su derecho constitucional a irse con el mejor postor.
Y aquí viene la gran pregunta: ¿Puede un pelotero dominicano dejar su club local por haber firmado en el Japón?, ¿no estará violando un contrato?, ¿no será pasible de sanciones? ¿qué puede hacer el equipo dominicano para protegerse de estas migraciones que se producen en medio del torneo local? (Caso reciente: Mauro Gómez, Escogido).
Las respuestas son difíciles, pero tocará a los organismos de lugar reunirse y comenzar a buscar soluciones: Lidom y sus seis equipos, las otras ligas del Caribe, los sindicatos de peloteros, y los americanos que supervisan y dominan estos circuitos. Y que inviten a los asiáticos para que todos se pongan de acuerdo. ¿Se hará eso o no le pondrán caso?
Ya la Lidom, y creo que las demás ligas, tienen una camisa de fuerza por parte de la MLB, ahora se incrementa con este asunto de los asiáticos , como si no fuera suficiente.