La frecuencia de pacientes dominicanos con lagrimeo ha aumentado de manera alarmante en la última década, hasta situarse en una proporción de siete de cada diez personas en la consulta oftalmológica.
Especialistas de la Fundación Centro Láser y del hospital Doctor Elías Santana atribuyen el incremento de dicha patología ocular a la contaminación ambiental en áreas urbanas y al uso continuo de pantallas electrónicas, teléfonos “inteligentes”, tabletas, televisores, juegos de video, computadoras portátiles y de escritorio.
La doctora Antonina Paniagua, representante de ambas instituciones, revela que se ha hecho muy frecuente el lagrimeo en niños y adolescentes, dado que “fijan la mirada por largos períodos en las pantallas de teléfonos, juegos de video y tabletas, sin pestañear, lo que les provoca una gran resequedad en la superficie ocular. Y esto antes no sucedía”.
Continuamente, los ojos producen lágrimas compuestas por grasa, moco y agua, que les ayudan a mantener húmeda su superficie y a eliminar partículas y cuerpos extraños. Dichas lágrimas salen de la estructura ocular a través de un pequeño agujero llamado conducto lagrimal. El lagrimeo o epífora, explica Paniagua, es el exceso de lágrimas dentro de los ojos, por resequedad ocular, alergias, presencia de cuerpos extraños o por la incapacidad del sistema de drenaje para desviar las lágrimas por los conductos lagrimales hacia la nariz.
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