Ser agradecido, si es practicado regularmente, se convierte en un hábito. El mejor que una persona pueda tener. No debe ser solamente un hábito, sino una actitud. Por eso es que la Biblia nos dice que debemos empezar nuestras oraciones dando gracias en vez de iniciar pidiendo. Agradecer por lo que nos dan y por lo que tenemos nos hace ser más considerados. El agradecimiento hacia otros es la expresión más alta del respeto y la cortesía. Benjamín Franklin dijo: “Nunca apreciamos el valor del agua hasta que la fuente se seca”.