SANTIAGO.- Los semáforos que fueron creados con la finalidad de regularizar el tránsito se han convertido en el lugar de trabajo de algunos mientras que para otros es ese espacio donde se encuentran aquellos que quieren obtener unos pesos fáciles obligando a los conductores a usar sus servicios.
Tanto así que pasar por los semáforos de las distintas avenidas de aquí se ha convertido en una verdadera prueba para los conductores, para quienes la luz roja más que una señal para indicar que paren se ha convertido en una alerta de peligro que les indica que “ahí vienen los limpia vidrios a tirar sus esponjas mojadas sobre el cristal”.
Se trata en su mayoría de jóvenes que por su apariencia no pasan los 30 años de edad y que a juzgar por su aspecto algunos los califican como “viciosos que andan de aquí para allá con una esponja en manos para conseguir unos pesitos y alimentar sus vicios”.
Y aunque sonara un tanto drástica la expresión, la agresividad de los que se hacen llamar “los limpiavidrios, las palabras que vociferan a quienes se rehúsan a darles algo por limpiar el cristal bien podría ser la evidencia de que algo no anda bien con estos trabajadores informales que por cierto encuentran a los conductores desprevenidos”.
Te los encuentras por doquier y sin importar el semáforo en el que estén la condición de estos informales es igual, “jóvenes que por su apariencia se confunden con delincuentes y que con la desesperación que lanzan el estropajo sobre los vehículos bien podrían confundirse con ansiosos, pero no por trabajar sino por conseguir unos cuantos pesitos sin gran esfuerzo.
Sin embargo y aunque para algunos esto es una situación normal y propia de los semáforos otros lo ven como un problema y es que hay quienes ya han tenido sus malas experiencias con estos limpiavidrios que hasta rayan los cristales de los carros cuando no le dan esos cinco o diez pesos.
Tal es el caso que hay quienes han optado por hacer la voluntad de estos muchachos y dejar que pasen la esponja en el cristal para no escuchar las palabras que vociferan o cualquier reacción que puedan tener estos jóvenes que según algunos opinan deberían recibir ayuda de alguna institución social.
“Así como se les brinda ayuda a los niños en condición de calle debería existir una institución que analice el perfil de ciertos grupos para determinar qué se esconde detrás de eso que realizan, en este caso, los limpiavidrios que son jóvenes desesperados y ansiosos que al parecer se encuentran sumergidos en el mundo de los vicios”.
Así lo manifestó Jimena Blanco quien ya ha tenido varias experiencias en los semáforos de aquí.
Y aunque esto de que “no andan en buenos caminos estos muchachos” son sólo especulaciones es la expresión que automáticamente sale a relucir cuando se menciona la palabra limpiavidrios.
Hay quienes hasta se preguntan “qué más que no sea la ansiedad por un vicio podría hacer que un joven con fuerzas para asumir cualquier empleo se estacione en un semáforo con una esponja a limpiar cristales de vehículos por no más de 20 pesos y “a quien los deje por supuesto”.
Otros prefirieron no ser tan drásticos y manifestaron que “no se puede generalizar “puede que hayan algunos de estos informales sumergidos en los vicios, pero quizás a otros los mueva la necesidad y el desempleo”.
Y mientras se especula que estos muchachos que con esponja en manos se encuentran en los semáforos a esperas de la luz roja y que se hacen llamar limpiavidrios se encuentran sumergidos en los vicios, sólo basta con darse una vueltecita por las avenidas de la ciudad y ver la situación a la que se enfrentan los conductores quienes al pararse en el semáforo se ven en ocasiones obligados a darle unas monedas a estos vivarachos con la supuesta intención de evitar problemas con los informales.