miércoles, 23 de diciembre de 2015
Transitar por la autopista Duarte se torna peligroso
La autopista Duarte es una de las vías de tránsito más importantes del país por conectar la capital con la región norte. Sin embargo, adolece de mecanismo de precaución y de un eficiente mantenimiento, situación que pone en riesgo la vida de quienes la atraviesan.
En el trayecto, desde el kilómetro 9 donde comienza, hasta el cruce de La Penda, en La Vega, la autopista exhibe el deterioro de las barandas que dividen los carriles en ambas direcciones y que funcionan como límites protectores.
A pesar de ser una de las autopistas más peligrosas de la República Dominicana, debido al alto número de accidentes que se registran en ella, esta vía no cuenta con mecanismos de protección suficientes. Justo en el kilómetro 28, Pedro Brand, los muros New Jersey desaparecen para dar paso a barandas deterioradas, ubicadas en lugares estratégicos, como en curvas y próximas a puentes.
En esa altura recientemente se colocaron barandas nuevas, pero el trabajo es insignificante para una vía de 270 kilómetros, incluido el trayecto donde su nombre es cambiado por autopista Joaquín Balaguer.
Los carriles en dirección Sur-Norte tiene menos protección. Y es que las barandas de aceros colocadas en ambos lados de la vía están deterioradas por los impactos de los accidentes automovilísticos, doblándolas considerablemente y, en ocasiones, dejándolas en el suelo.
situación no es diferente próximo a la entrada del municipio Villa Altagracia donde el peligro asecha en una curva, el mal estado de las barandas no ofrece protección.
El estado de deterioro de las barras vuelve a evidenciarse, en mayor magnitud, en el kilómetro 53, próximo a un retorno.
Otras dificultades que enfrentan los conductores que transitan por esta vía de exuberante paisaje de montañas son los tramos donde el pavimento presenta hendiduras. En el kilómetro 63 de la citada autopista, un hoyo da la bienvenida a los conductores.
Las imperfecciones en el asfalto se extienden hasta el kilómetro 67. Faltando tres kilómetros para llegar a Bonao, las grietas toman forma de dos pies gigantes.
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