La familia kurdairaquí es la primera de Irak que se ve afectada por la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, tras su entrada en vigor el pasado viernes.
Fuad Sharif, de 51 años, se mostró muy decepcionado en una entrevista con Efe después de haber tenido que regresar a Erbil, en el Kurdistán iraquí, desde el aeropuerto de El Cairo, donde se le impidió embarcar en un avión rumbo a EE.UU. junto a su mujer y tres hijos.
Sharif explicó que la familia tenía el sueño de instalarse en el país norteamericano, pero durante su escala en El Cairo, las autoridades aeroportuarias les informaron de que no podían proseguir su viaje debido a un aviso de la Embajada estadounidense en Bagdad.
“Me sorprendió la decisión y al preguntar por el motivo, el funcionario nos informó de que la prohibición era ‘definitiva’ y no nos ofreció ninguna explicación”, relató Sharif.
La familia fue retenida en el aeropuerto de El Cairo durante 25 horas seguidas y, tras llevar a cabo los trámites legales requeridos, regresaron a Irak “desilusionados” después de un viaje que debía ser de sólo ida.
El hombre y su esposa, Arazoo, habían dejado su trabajo, vendido su casa y sus propiedades para poder permitirse el viaje. Sus hijos adolescentes, dos varones de 17 y 19 años, y una niña de 10, abandonaron sus estudios, con la intención de continuarlos en EE.UU.
“Es lo normal, lo que haría cualquier ciudadano con ganas de viajar al exterior”, aseguró el padre de familia y añadió que pagaron “mucho dinero” para los billetes de avión.
Ahora, “está todo perdido”, afirmó Sharif en el apartamento en el que familiares de su esposa los han acogido y con los cinco pasaportes en la mano, con un visado que ya es papel mojado.
“La embajada de EE.UU debería de habernos informado con antelación de que nos prohibía la entrada al país”, dijo Sharif, el cual decidió adelantar su viaje después de haber escuchado que Trump tenía intención de aprobar nuevas medidas migratorias.
“No es lógico que Trump considere terroristas a todos los iraquíes, es una generalización inocente y errónea”, aseguró el hombre, que calificó la orden ejecutiva del nuevo mandatario como “racista”.
Asimismo, se mostró extrañado porque “Irak apoya a EE.UU. en la lucha contra el terrorismo”, por ejemplo, en este momento en la ciudad de Mosul (norte), donde tropas y asesores militares estadounidenses asisten a las fuerzas iraquíes en la batalla contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI).
“Perdí mi hogar, mi dinero y nuestro trabajo, y mis hijos perdieron el curso académico”, se lamentó Sharif, sin saber qué va a ser de ellos en el futuro.
Por el momento, sus maletas todavía no han sido deshechas y los miembros de la familia no pierden la esperanza de poder viajar algún día, porque es su “derecho”.
Sharif detalló a Efe que siguió los procedimientos legales para emigrar en el marco de un programa de EE.UU. y después de haber trabajado para instituciones de ese país en Irak.
“Tras más de dos años y medio de entrevistas, y de controles de seguridad, me concedieron un visado de un año”, añadió el hombre, quien tachó la medida de Trump como “una ingratitud”, después de haber colaborado con EE.UU. en su país.
Por su parte, Arazoo, de 41 años, también dijo a Efe estar “decepcionada y sorprendida por la injusta decisión”.
“Diseñamos nuestro futuro y el de nuestros hijos, que aspiraban a realizar sus estudios en EE.UU.”, se lamentó la mujer.
Ella renunció también a su puesto de profesora en Erbil y pensó que jamás volvería, salvo de visita.
“Estamos impactados por la dolorosa realidad, tuvimos que regresar y nuestros sueños se desvanecieron”, concluyó Arazoo.
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