El robo de una partida de cocaína en Holanda ha trasladado el campo de batalla a las calles del área metropolitana de Barcelona, una situación que obligó el martes a celebrar una reunión de mandos de varias regiones policiales en los servicios centrales de Egara, en Sabadell para actualizar y compartir los nuevos datos tras el último suceso.
Por el momento, no habrá una única investigación común. Cada grupo de homicidios seguirá con su caso, tras la pista del sicario que la noche del 1 de enero casi vació el arma en la cabeza de los dos hombres que viajaban en un auto Honda.
El conductor logró sobrevivir, pero su estado es crítico. Y una de las tres mujeres que también estaban en el vehículo recibió un balazo en una pierna.
En noviembre, en el barrio de la Florida de L’Hospitalet, otro dominicano fue cosido a balazos dentro de su coche. Como en la Meridiana, el pistolero le esperó y le acribilló en la cabeza.
Y en abril, en el interior de la discoteca Koko del Paral.lel, otro dominicano de 28 años fue asesinado de varios disparos.
Los tres incidentes y otros tiroteos sin víctimas mortales que no han trascendido están relacionados con esa guerra entre esos dos importantes clanes, que cuentan con una gran presencia en Catalunya, Madrid y Holanda.
Recientemente la Guardia Civil captó en una intervención telefónica datos sobre uno de los crímenes que vinculaba a los autores directamente con la República Dominicana.
De hecho, en los últimos tiempos las operaciones policiales contra clanes dominicanos se han disparado en España. Su país no es productor de droga, pero sí puerto de salida de muleros que acceden a Europa a través de los principales aeropuertos.
La guerra abierta entre estos dos clanes ya se ha cobrado tres muertos y una herida de bala. Y los peor, a juicio de los analistas es que el crimen de la Meridiana también tendrá una respuesta violenta.
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